Frente al futuro
El Poblado sigue de luto por la tragedia ocurrida en el edificio Space. Será perenne la huella, tanto física como moral, que dejará este golpe a la vida, a las ilusiones de muchas familias que confiaron sus esperanzas, su dinero y su futuro a un proyecto constructivo, en el barrio de mejor calidad de vida de Medellín, supuestamente. Al menos así estaba posicionado hasta hace algunos años, pero ya hemos visto cómo otros sectores, como Laureles y Conquistadores, han vuelto a recobrar, poco a poco, preferencia en la ciudad. La deficiente movilidad, la mezcla sin control de usos del suelo y su afectación a la sana convivencia, la construcción desordenada e ininterrumpida en sus laderas y el consecuente deterioro del medio ambiente, han desplazado la predilección por El Poblado, una zona que se consideraba, hasta hace muy poco, un paraíso envidiable.
Las familias damnificadas de Space necesitan soluciones prontas, con la misma diligencia con que ellas hicieron sus pagos a la constructora CDO. Aunque el mal ya está hecho y el dolor es imborrable, la carga será más llevadera cuando reciban lo justo y en el menor tiempo posible. Que no pase que, una vez baje con los días el protagonismo de esta noticia, las soluciones, las compensaciones y el pago de lo que les corresponde se dilate a lo largo de meses y años en leguleyadas, en tires y aflojes entre constructora y aseguradoras, ambas amparándose en la letra menuda, en busca de esguinces, mientras las víctimas, impotentes, se convierten en víctimas por segunda vez.
Es hora de mirar con cariño a El Poblado con el ánimo de preservarlo. De la manera como este descalabro se encare, dependerá en buena medida su porvenir, pues a la fecha se están desarrollando nada menos que 76 proyectos constructivos en esta zona, 67 de ellos de apartamentos.
Tras establecer claramente las causas del desplome de Space, de saber por qué pasó lo que pasó, si hubo o no falla humana, si se pecó por acción o por omisión, por desconocimiento o por intereses oscuros y deseos de prebendas, es preciso implementar controles, nuevas normas urbanísticas –en caso de que se necesiten– y, lo más importante, hacerlas cumplir.
Por supuesto, si hay responsables, la penalización ha de ser ejemplar, para que hechos como este no vuelvan a suceder. Space puede servir para hacer por primera vez bien la tarea de investigación, a fondo y con celeridad, para que sepamos qué terreno, literalmente, estamos pisando y el papel que jugaron en este caso la constructora, los interventores de la obra, Planeación que la recibió y la Curaduría Segunda que la licenció. Serán pasos fundamentales para empezar a recuperar el paraíso perdido.