El rector de Uniminuto hace un análisis de lo que la pandemia trajo para la educación en este 2020
La pandemia de COVD-19 dividió en dos el siglo XXI. Además de los retos que planteó al sistema de salud mundial, llegó con un mensaje claro: el cambio de paradigmas en las formas en las que se vive el día a día.
Temas como el trabajo y la educación tuvieron que adaptarse a la virtualidad y, aunque los conceptos de teletrabajo y educación virtual ya existían, el cambio fue radical e implicó que millones de personas en todo el mundo empezaran a hacer sus actividades cotidianas de formas diferentes.
En ese contexto, Huberto Obando, rector de Uniminuto en Antioquia y Chocó, hace un análisis de lo que ha implicado la virtualidad para la educación y dibuja el panorama de lo que serán los últimos meses de 2020 y, tal vez, todo 2021.
¿Qué retos ha enfrentado la educación en 2020?
“El año 2020 nos cogió de sorpresa. Pero en el sector educativo fue más evidente; nos obligó a entender que la educación también debía estar al servicio del cuidado de la salud: debíamos enseñar, pero también necesitábamos educar sobre el autocuidado y formar a la sociedad a cuidar la salud. La pandemia también nos mostró que hoy hay que asumir la educación de modo diferente, independiente de si se usa un modelo de virtualidad o de acompañamiento remoto, hubo que aprender y desaprender cómo nos relacionamos y cómo construimos esas nuevas formas de contacto. Y no hablo solo desde el proceso de docencia, también desde otras áreas de las instituciones como investigación, extensión, bienestar o en los procesos de administración”.
¿Cómo pensar en esas relaciones?
“Tenemos que asegurar, a través de las tecnologías de la información, que existan procesos educativos con suficientes niveles de calidad, solo así podremos asegurar la sostenibilidad de la educación. Tenemos que pensar no solo en cómo asegurar la cobertura educativa; pues el virus no ha afectado solo la salud, también ha habido afectación en el desarrollo de la sociedad y su productividad, del empleo, del emprendimiento. Muchos de los estudiantes en Colombia trabajan para poder pagar sus estudios; la pandemia acabó con miles de trabajos, lo que traerá una gran deserción”.
Entonces, ¿cómo se asumieron esos retos?
“Desde la capacidad que tenemos como sujetos de aprender y desaprender. Tuvimos que aplicar esa competencia blanda que tanto nos han insistido y que es fundamental. Formamos docentes en el uso de la educacion con apoyo remoto, generamos nuevos procesos académicos y administrativos apoyados en las TICS y formamos estudiantes, no solo en su área de estudio, sino en el uso de los apoyos virtuales. Nos han dicho que los centenialls están preparados para afrontar las tecnologías de la información, pero con esta realidad, nos dimos cuenta que también había que enseñarles: son buenos para redes sociales, pero no siempre hacen un uso apropiado de las TIC para el aprendizaje”.
¿Cómo acompañaron en ese cambio?
“En primer lugar ayudando a superar los miedos, los seres humanos tienen muchos miedos, éstos se expresan mayúsculamente en el autocuidado. Para nosotros era importante aprender a administrar esos miedos; por ejemplo, ver quiénes se asustan exageradamente y quiénes no. Lo primero era acompañar a que nuestra comunidad equilibrara ese autocuidado. Nuestra tarea como universidad en este contexto es ayudar a encontrar el equilibrio entre salud, calidad y sostenibilidad. Después de eso, lo que se hizo fue una dinámica de acompañamiento a docentes en temas de pedagogía y virtualidad, revisar los apoyos económicos, becas y subsidios a nuestros estudiantes. Todo lo que estuviera a nuestro alcance para disminuir la afectación”.
¿Qué tanto puede afectar la virtualidad los procesos formativos de los estudiantes?
“La educación remota obliga a generar procesos cognitivos más precisos e incluso diferentes, por ejemplo en la información que se transmite, ésta debe ser mucho más pertinente para el contexto del estudiante. En estas dinámicas, se generan nuevos hipervínculos entre el profesor, los estudiantes, los referentes y la sociedad. Hemos visto cómo el concepto de hipervínculo se ha fortalecido y el estudiante tiene muchas más opciones para el aprendizaje”.
¿En qué sentido?
“En este contexto, el aprendizaje es más amplio, obliga a tener un fuerte espíritu crítico para asumir, entender y analizar la información que se encuentra en cualquier sitio web. Necesitamos que ese vínculo entre docente-estudiante logre darle al estudiante la capacidad de discernimiento para saber acceder a la información, y elegir adecuadamente lo que le es pertienente”.
¿Pero hay afectación?
“La no presencialidad robustece procesos cognitivos y de producción de información y conocimiento. Pero no todo es perfecto. En un contexto como el nuestro que necesita del contacto hay desazón y tristeza, genera incertidumbre y estrés. Hay muchas actividades que se resienten por la falta de la presencialidad. Somos seres de afecto, y eso se trunca o se trasforma desde los procesos educativos a distancia”.
Entonces, ¿qué tan importante es la presencialidad?
“La pandemia nos mostró la importancia del apoyo de las TIC en el aula y cómo agregan valor. Pero es cierto que en ciertos procesos se requiere la presencialidad. No es solo adquirir información. Ir a la universidad es también un ejercicio de desarrollo de procesos sociales que posibilitan incluso la educabilidad de hábitos: en los procesos educativos se requiere del contacto con los otros. Esa cercanía es necesaria y no es solo en el aula, también en las actividades deportivas, en la conversación en la cafetería, en el contacto con los docentes por fuera de clase y en la gestión con el personal administrativo, en todos estos momentos el estudiante se forma. Creo que una vez pase esto, el modelo vigente continuará siendo la presencialidad, pero mucho más nutrida de los apoyos tecnológicos”.
A partir de lo vivido estos seis meses, ¿qué cambios son necesarios en el modelo educativo?
“En Colombia dimos un salto, obligados, en cuanto al uso de las TIC. Ahora lo que hay que hacer es ver cómo éstas entran a ser parte pertienente del proceso formativo. Hoy el maestro sabe que los estudiantes podrán enviar todos los trabajos por plataformas digitales, pero también deberá usarlas a futuro para facilitar y asegurar el trabajo en equipo, el respeto por el otro, la comunicación acertiva, entre otras competencias. Definitivamente, hay que seguir innovando los procesos de acompañamiento remotos pues ellos enriquecen los procesos educativos. No saldremos de la pandemias iguales: la educación se ha fortalecido”.
¿Cómo será lo que queda de 2020 y 2021 en temas de modelos educativos?
“Uniminuto ha decidido trabajar sus procesos educativos bajo el concepto de alternancia. Como teníamos buena experiencia en el uso de las TIC, hemos tenido un desarrollo relativamente normal de nuestras actividades. Además, el trabajo de nuestros docentes y estudiantes ha sido sobresaliente. Hay saberes que necesitan de la presencialidad en lugares como los laboratorios y hoy están enfrentando la presencialidad. Tanto para este semestre, como para el próximo seguiremos con el modelo de alternancia y volveremos a la presencialidad en la medida en que la realidad lo permita”.