Construcción de “ciudadelas de diversión” o “zonas-rumba” bajo los cerros tutelares, en la franja del río Medellín o en zonas deprimidas con el fin de “recuperar nuestros barrios residenciales para la familia y simultáneamente la rumba pueda desarrollarse en forma legal sin perjuicio para el resto de los ciudadanos”, son algunas de las propuestas que el autodenominado Movimiento Afectados por la Rumba (in)Segura hizo al alcalde Aníbal Gaviria. Su intención es que sean tenidas en cuenta para la actualización del Plan de Ordenamiento Territorial. Como se sabe, esta iniciativa debe ser radicada por la Alcaldía este semestre en el Concejo, para su revisión y aprobación.
El grupo de ciudadanos, integrado por habitantes de varias zonas de Medellín, como Laureles y El Poblado, ha trabajado durante los últimos cinco años en estas propuestas. Señalan que son motivadas por la afectación que en los últimos 10 años les ha causado la rumba en sus barrios, antes netamente residenciales. “El próximo POT -dicen en la carta fechada el 7 de agosto- debe organizar una ciudad que crece a pasos agigantados, para promover un ambiente sano y de convivencia que sea sostenible en los años venideros. Consideramos que cada actividad debe tener una zona adecuada para su normal desarrollo: áreas deportivas, culturales, académicas, industriales, para la diversión y para la rumba”.
Ciudadelas de diversión
El Movimiento Afectados por la Rumba (in)Segura sugiere que las “ciudadelas de diversión” o “zonas-rumba” que proponen para Medellín sean diseñadas por urbanistas, arquitectos, académicos, inversionistas y comerciantes. Indican que serían similares a los rumbódromos de Cali o, incluso, a las célebres “cuevas gitanas” de Granada, España –en caso de que Medellín optara por construcciones subterráneas en los cerros tutelares–. “Sería un aprovechamiento óptimo, práctico e innovador de las hermosas montañas que rodean el Valle de Aburrá”, argumentan estos ciudadanos.
Otras dos alternativas que presentan son utilizar la franja del Río Medellín, “como complemento al megaproyecto de movilidad del Parque del Río Medellín”, y “comprar y reactivar zonas deprimidas de la ciudad que actualmente son ocupadas por edificaciones viejas, en desuso, abandonadas o mal utilizadas, que están situadas en el perímetro urbano de Medellín o sus alrededores, lo cual generaría grandes beneficios económicos para los inversionistas, los comerciantes, las rentas municipales, el turismo y la vida nocturna de la ciudad”.
Estos espacios, aclara el grupo de ciudadanos, “tendrían todas las especificaciones que esta actividad (la rumba) requiere: insonorización, adecuada ventilación, normas de seguridad –controles de entrada, salidas de emergencia, extintores, cámaras de seguridad, vigilancia policial y privada–; servicios sanitarios y de aseo; áreas de descanso; parqueaderos vigilados, personal idóneo, servicio de taxis, manejo biológico de basuras y desechos, controles estrictos de las secretarías involucradas en el tema…”.
A corto plazo
Como estas alternativas son pensadas para realizar a largo plazo, presentan otras medidas para desarrollar de inmediato, relacionadas con el control real a los sitios de rumba por parte de los organismos competentes. Por ejemplo, piden hacer un censo y una clasificación de establecimientos nocturnos y cerrar los que no cumplan con las normas de área mínima permitida, servicios y sistemas de seguridad “antes de que ocurra una tragedia que tengamos que lamentar”. Aducen que su preocupación se extiende “a la seguridad de nuestros hijos, parientes y jóvenes que frecuentan esos sitios nocturnos. El Estado tiene la obligación de garantizarles su integridad personal y bienestar mientras se divierten y las familias necesitamos confiar en que llegarán ‘sanos y salvos’ a casa”. Solicitan también mediciones continuas de ruido, control de horarios, control estricto sobre el pago del iva, retención en la fuente, facturación y permisos de funcionamiento de los locales. Además, reclaman por visitas permanentes del Municipio y el Ministerio de Protección Social a los establecimientos para verificar las condiciones de seguridad, higiene, protección del personal, horarios, prestaciones legales, entre otros asuntos.
Medidas paliativas
Por último, en su carta al alcalde Aníbal Gaviria, el Movimiento Afectados por la Rumba (in)Segura solicita a la administración municipal la implementación de lo que denominan “medidas paliativas”. Estas serían de carácter transitorio, a manera de compensación, hasta que los sectores afectados recuperen “sus condiciones de habitabilidad y sano ambiente”. Piden entonces rebaja de las tarifas de servicios públicos, pues “estamos pagando cuotas de estrato 5 sin poder disfrutar de las comodidades y el bienestar de esa categorización”; rebaja en el impuesto predial (por la misma razón), y un censo de actualización de habitantes y comerciantes de las zonas comprometidas, para determinar a quiénes cubrirían estas medidas.
Las denuncias
Según los firmantes del documento para aportar a la discusión del POT, las irregularidades que se presentan en “rumbiaderos” cercanos a sus viviendas, son:
• Venta de licor adulterado y de contrabando.
• Presencia y venta de licor a menores de edad.
• Venta y consumo de drogas psicoactivas ilegales.
• Bandas de atracadores que utilizan escopolamina y sedantes.
• Prostitución de todos los géneros.
• Ruidos estridentes y simultáneos, hasta límites irracionales.
• Animadores con micrófono a volúmenes insoportables.
• Reventada de bombas, cantos y gritos de los borrachos.
• Peleas dentro y fuera de los establecimientos, en las aceras, calles y parques.
• Imposibilidad de descansar y dormir en nuestros hogares, con grave afectación de nuestra salud física y mental.
• Atracos callejeros y en las viviendas aledañas.
• Pólvora y disparos de revólver.
• Accidentes de tránsito.
• Parqueo prohibido en doble fila por las calles y avenidas principales y secundarias, taponamiento de la entrada a nuestros garajes, alarmas de carros sonando durante largos periodos.
• La angustia que sentimos por nuestros hijos y familiares que tienen que entrar o salir de su lugar de estudio o trabajo en medio de drogados, prostitutas, indigentes, basuras, jeringas, botellas rotas, excrementos humanos…
• Después del cierre de los establecimientos, los borrachos están totalmente embrutecidos y se acomodan en los parques a gritar, poner música a alto volumen, prender fogatas y seguir consumiendo hasta la total estupidez.
• Desplazamiento forzado de muchas familias a otros sectores de mayor tranquilidad, coartando su libertad de conservar su propiedad.
• Desvalorización de las propiedades afectadas por este problema, muchas de las cuales han sido adquiridas con gran esfuerzo por parte de muchas familias.