Había una mamá que maltrataba a su bebé de dos años; le pegaba, le gritada y no atendía a sus necesidades. La policía investigó este caso y recibió la orden para separarlos y llevar al bebé a un lugar seguro. Sin embargo, cuando la policía fue a quitar al niño de los brazos de su madre, este se aferró a ella con más fuerza y lloró a gritos cuando lo separaron. Esto es lo interesante de los seres humanos, muchas veces preferimos lo conocido, así nos haga daño, a la incertidumbre de lo desconocido.
Sentimos miedo cuando nos acercamos a los límites de nuestra zona de confort. Esta zona es donde está lo que conocemos: nuestros amigos cercanos, nuestra familia, nuestra rutina diaria, nuestro trabajo actual. En esta zona nos sentimos tranquilos, puede que no felices pero sí cómodos. El problema con esta zona es que si no la crecemos nos empieza a quedar chiquita porque el mundo cambia, la vida cambia. Y si nos quedamos quietos atados a nuestra rutina típica nos aburrimos, perdemos nuestra libertad, nos sentimos solos y nos deprimimos.
No quiero decir que no haya cosas dentro de la zona de confort que queramos conservar, pero sí que debemos expandir esa zona para que acomode más de nuestro potencial, más de nuestros sueños, más de lo que nos hace felices. Y crecerla va a dar miedo.
Nuestra vida es una y es demasiado importante como para permitir que el miedo nos frene. Todos sentimos miedo, es parte de ser humanos. Y cuando lo sentimos se siente muy real, muy intenso, todo nuestro ser quisiera evitarlo. Pero como seres humanos que somos tenemos la capacidad para vencerlo. Todos, sin excepción, podemos enfrentarnos al miedo y tomar las decisiones que expanden nuestra zona de confort.
Yo se que hablar es mil veces más fácil que actuar. Yo se que cuando uno es el que está sintiendo miedo, uno cree que no hay nadie más que lo sienta de esa manera, que no existe alguien que pueda entender lo difícil que es. Pero no es así. El miedo es una experiencia humana, todos la compartimos. El miedo vive en nuestra mente y en un 99 por ciento de los casos el miedo a hacer algo es más grande que la experiencia misma. El miedo es nuestra creación, es un conjunto de pensamientos que nos inventamos y así como nosotros lo creamos, solo nosotros podemos disiparlo. Sí… tú también tienes la capacidad para enfrentarlo. Y cuando vences el miedo una y otra vez, se empieza a volver más fácil. Haz hoy un compromiso contigo mismo: “El miedo no será más lo que me frene de experimentar esta vida al 100 por ciento, de vivir mis sueños y maximizar mi potencial. Cada día me enfrentaré a ese miedo porque sé que puedo, porque soy más grande que él y, sobre todo, porque al otro lado de ese miedo encontraré plenitud y libertad”.
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