Vivir en El Poblado consultó a especialistas en urbanismo para conocer sus percepciones sobre el proyecto Metroplús y su impacto en el Valle de Aburrá. La Sociedad Antioqueña de Arquitectos y la Escuela del Hábitat, de la Universidad Nacional, nos presentan su punto de vista.
“No comentamos el mismo error”: Laureano Forero, SAI
“Empezamos de nuevo la película, el Metroplús desde Envigado hasta la Aguacatala, por la carrera 43 A, destrozando a su paso uno de los sectores más verdes y bellos de la ciudad, una vez más con una línea paralela al Metro, en lugar de tratar de llevar a la manera de espina de pescado todo el flujo de usuarios perpendicularmente a las estaciones.
Tenemos un rico inventario de vías que descienden hacia el río, empezando por la calle 10, luego Los Parra, Los González, Los Balsos, la Ayurá, todas de buenas especificaciones, capaces de traer desde las transversales a los pasajeros que van a las estaciones de La Estrella, Sabaneta, Envigado, Ayurá, La Aguacatala, El Poblado e Industriales. Por estos canales oriente-occidente integran los alimentadores de una manera lógica con el sistema Metro. Así es como funciona un organismo compuesto por una columna vertebral hacia la cual convergen todos sus ramales que tienen por objeto alimentarla.
No cometamos de nuevo el mismo error de la línea paralela de la Avenida del Ferrocarril, no destruyamos el magnífico paisaje de la Avenida del Poblado, permitamos que nuestra ciudad sí merezca el título de “la más innovadora” por sus obras brillantes y no por la miopía de las soluciones que surgen de las mentes mediocres.
Definitivamente no hemos podido entender cómo funciona un sistema de transporte tipo Metro y sus alimentadores, cuyo objetivo es nutrirlo de usuarios de una manera más sencilla e inteligente”.
“Una ciudad más humana”:
Cecilia Inés Moreno, directora Escuela del Hábitat, Universidad Nacional
“Ante el inminente trazado para dar continuidad a la red vial de Metroplús por la avenida El Poblado surgen algunos interrogantes sobre las lecciones aprendidas de los impactos generados en los tramos ya construidos. Para una ciudad es importante mejorar su movilidad pero, además de pensar en nuevas vías o ampliar sistemas de transporte, esto también exige cambiar pensamientos y costumbres sobre la dependencia del vehículo privado y, ante todo, pensar en las dinámicas sociales y culturales colectivas afectadas con las obras.
Hoy en día son más los arquitectos y urbanistas europeos, norteamericanos y latinoamericanos que trabajan la idea de redes de lugares y propugnan por unas intervenciones de ciudad más humanas y dotadas de sentido colectivo. Nuestra pregunta para los profesionales que hacen los diseños de Metroplús es ¿por qué no tomarse un poco más de tiempo desde las etapas de formulación para contar con la palabra de aquellos que habitan el territorio?
El centro de un debate, como el que ahora se abre en el barrio El Poblado, no se queda sólo en que un cierto número de árboles permanezcan en pie, en esa porción de ciudad. Se trata fundamentalmente de los impactos previsibles y no previsibles para toda una ciudad que vienen ocurriendo de forma lenta, como una acción en cadena, y se van perdiendo una a una sus zonas verdes y espacios públicos.
Por eso preguntamos si los inventarios forestales realizados por Metroplús incluyen valoraciones exclusivamente técnicas y dejan de lado la valoración social, cultural y paisajística. También si los estudios de potencial de una cierta vía para el transporte masivo, tienen en cuenta aspectos paisajísticos preexistentes. Ojalá no perdamos las cualidades paisajísticas en la avenida El Poblado y que no se repitan graves daños urbanísticos y de ruptura en la vida cotidiana como los ocurridos en el caso del retorno del Metroplús en el parque de Aranjuez”.