Techos en el piso, muros con siete capas de papel de colgadura rasgado, escombros por doquier y vestigios de personas que ya no están. Fantasmagórica, así describe Evelin aquella casa. Allí produjo unas fotografías que luego se convertirían en la postulación a una de las Becas de Creación de la Alcaldía en 2012. Ganarse dicha beca es uno de los primeros pasos importantes en su carrera fuera de la academia.
Desde pequeña Evelin, quien nació, creció y aún vive en el barrio Popular 1, en la zona nororiental de Medellín, tuvo una inclinación por las humanidades y, aunque en su familia nadie se dedicaba profesionalmente al arte, excepto por algunas aficiones aquí y allá, descubrió que ese era su campo.
Pese a no conservar sus trabajos de niña, recuerda que pasó de hacer dibujos infantiles de Los Picapiedras a trabajar desnudos en su adolescencia. Pero fue en la Universidad de Antioquia donde la formación en dibujo, grabado, pintura y tantos otros medios la encaminó al encuentro de sus gustos. “Para mí fue el video, el performance y la fotografía, y en eso básicamente he sostenido mi trabajo”. También lo ha sostenido en una dinámica especial con su círculo de amigos. Muchos de ellos artistas o profesionales creativos hacen parte del trabajo de la artista. “Nos gusta trabajar juntos en las búsquedas de cada uno y la verdad es que han sido muy buenos amigos conmigo”, dice Evelin.
Con ellos estuvo en la casa fantasmagórica de La Aurora. Inicialmente la descubrió en un recorrido por el barrio mientras descansaba de trabajar en un mural que pintaba con el artista Freddy Alzate y otras personas. “A todos nos gustó mucho la casa pero yo me enamoré y me empeliculé”. Y como siempre le había llamado la atención lo viejo, lo deteriorado, las ruinas y la evocación de muerte, a ese lugar que estaba muriendo decidió llevar uno de los personajes que había creado anteriormente en un performance. Evelin es el sujeto de sus fotografías pero es un personaje, creado e interpretado por ella misma con la influencia de la literatura y de las obras de teatro trágicas que le apasionan. Por eso no son autorretratos, son obras producidas; un performance con planeación minuciosa. Primero hace bocetos, piensa en la imagen que quiere con la locación en mente, desarrolla el personaje y su actitud en ese espacio y luego hace el boceto digital. Luego viene la cámara en autorráfaga y una detallada edición. “Nada es al azar, para mí es mejor tener claro a dónde quiero llegar”.
Evelin encontró otras locaciones con el mismo efecto en su creatividad. Una casa en Jericó de tres hermanos octogenarios solteros, y la casa de Monseñor Suárez en el mismo municipio. También produjo fotografías en las ruinas de los hornos de cerámica del Carmen de Viboral, en una casa en Prado Centro y en el ferrocarril en Bello. El resultado fue la serie de 21 fotografías titulada “Ponientes” que estuvo expuesta en marzo en la Galería de la Oficina. Las obras de Evelin ilustraron nuestra portada anterior y la presente.