Despertar la sangre de otros así como se le despierta a ella, es lo que quiere Érica Duneshka Ramos con su música. Cuando una persona emprende su carrera como músico o cantante, por lo general es porque, dicen, lleva la música en la sangre. Muchas historias de artistas empiezan desde niños, cuando tienen la influencia de familiares músicos. La de Érica se inició así. Aunque es de Medellín su ascendencia es judía y, quizá por eso, según ella, es que le gustan la música árabe y la hindú. Ritmos que la mueven, así como lo hace el flamenco con toda su cultura gitana.
Hacer parte de los coros del colegio, ir a las grandes competencias de esos coros, conformar grupos con amigos y estudiar arduamente música en la Universidad de Antioquia, hace parte de su recorrido para ser cantante. “Yo quiero cantar, yo quiero cantar”, repetía Érica con voz de niña insistente, cuando hablaba con sus amigas en el colegio. Lo recuerda con la misma alegría de entonces. Cuando no quedó seleccionada para estudiar Veterinaria, que era uno de sus deseos, se presentó a la Facultad de Música e interpretó para los profesores una canción popular en hebreo. “Tuve maestros exigentes, que me hicieron llorar, que me decían porqué tenía que cantar de cierta manera o cómo pararme. Eso lo agradezco, porque es lo que me hizo fuerte”, dice.
“¡Pero a mí me gusta es el flamenco! Yo quiero que mi recital de grado sea flamenco”, pensó, e inició su proyecto musical Duneshka, sin abandonar aquella perfección del canto que disfruta en eucaristías, matrimonios o en teatros junto a la Prolírica de Antioquia, en donde ha tenido un enorme apoyo por su directora Elisa Brex Bonini.
“Lo popular no se estudia, es una técnica que sale del corazón”, cuenta Duneshka, entonando las notas que se le antojan. Y es que para cantar este género se debe tener carácter, saber por qué se está diciendo una letra y por qué está doliendo cantar. Alguna vez alguien le dijo: “Si no sufres en el amor no vas a sentir qué es el flamenco”.
El maestro en este arte en Medellín es el guitarrista José León Ruiz. Érica fue a uno de sus ensayos, y decidió que era ahí donde quería estar. Ha cantado boleros, pop y salsa, pero nada la encanta como “la magia de las sonaridades españolas”. Este proceso ha sido difícil porque cantar flamenco tradicional pareciera que sólo se logra siendo gitano. “No lo sientes, no te sale, no tienes la voz, te dicen”. Ese color de voz es formado. Por ejemplo, los gitanos la logran en las juergas cuando cantan, beben y fuman… y así queda ronca, jonda, rasgada, cuenta la artista.
Aprovechando su tonalidad lírica, orienta su proyecto actual hacia la copla española, asesorada por la española Trinidad Montero, artista por excelencia en este género. Cada tanto que viene a la ciudad, recibe clases en las que “La Trini” pone todo su empeño para que Duneshka surja.
El flamenco busca reconocimiento
En Medellín han venido conformándose diferentes grupos interesados en posicionar este género. Duneshka ha pertenecido a D´la Mancha Flamenco (del que fue fundadora, directora y cantaora) y a Azúcar, Canela y Clavo. Con ambos tuvo la oportunidad de presentarse en diferentes escenarios. Ha participado en la Temporada Internacional de Zarzuela de Medellín (2009 – 2011), en el Festival Medellín es Flamenco (2012) y desde 2011 es guiada por el guitarrista gitano Israel Heredia.
Una lucha constante es cautivar al público y dejar de ser “un show que ambienta eventos en restaurantes. Queremos que sea reconocido por lo que es”.
Considera que los grupos deben darse a conocer con historias que se identifiquen con la gente. “Los artistas clásicos se quejan porque el público es ignorante, pero se quedan encerrados cantando para la gente que consideran culta y elegante”, y lo paradójico es que a veces en esos lugares “no te prestan atención y terminan pidiéndote las canciones que ya habías cantado”, aclara Duneshka.
“No quiero perderme por culpita de unos ojos”
Las coplas típicas andaluzas, la música popular española, obras de zarzuela y el repertorio tradicional flamenco, es la música que enriquece el trabajo de Duneshka. De una zambra de Manolo Caracol, eligió la frase “No quiero perderme por culpita de unos ojos”, para titular el concierto que dará este viernes 19 de abril en la Casa Museo Otraparte, a las 7: 30 pm.
Los asistentes podrán recordar a Lola Flórez, Manuel de Falla, Manuel Quiroga o Rafael de León, y envolverse en las sensaciones de aquellos amores que vienen y se van. La presentación contará con un repertorio lírico acompañado de un piano, y un repertorio flamenco con guitarra, baile y percusión. Si el público se deja llevar por el sentimiento, podrá gritar “¡ole!, ¡guapa! o hacer palmas, que es la manera como se vive esta fiesta”.