/ Carolina Zuleta
Hace un tiempo escribí un artículo titulado “De regreso al amor”. En él, contaba la historia de cómo una amiga me había sugerido de manera casual que debía amarme incondicionalmente; es decir, que debía parar de criticarme. Por alguna razón, aunque ya había leído mucho acerca de la importancia del autoamor, fue su comentario lo que me empujó a ponerlo en práctica. El amor propio cambió mi vida. No cambió necesariamente como la gente me percibe, lo que hago o como me veo, pero me transformó por dentro.
Como es de esperarse, al practicar amarme empecé a sentirme más tranquila, más feliz y más en paz. La voz que antes me criticaba y me atormentaba se volvió más silenciosa y esporádica. Al apagar la voz de la autocrítica, se abrió un espacio para la creatividad, la energía y el crecimiento. El autoamor me motivó a cuidarme mejor, a comer más saludable, a hacer más ejercicio, a crear más tiempo para descansar y divertirme, a luchar con más ganas por mis sueños y a hacer una mayor diferencia en mi comunidad. Hoy me trato mejor porque siento que me lo merezco.
El autoamor también tuvo consecuencias inesperadas. Al amarme más, empecé a sentir un amor más incondicional por los que me rodeaban. Las cosas que antes me molestaban y me hacían enfadar, las empecé a enfrentar con compasión y entendimiento. Perdonar se me hizo más fácil. La mejor sorpresa fue que entre más me amaba a mí misma, más amaba a los demás.
No solo soy yo la que ha descubierto el poder del amor propio, existen estudios que comprueban sus beneficios. Por ejemplo, en las investigaciones conducidas por la Dra. Brené Brown, de la Universidad de Houston, se ha demostrado que uno sólo puede amar a los demás tanto como se ama a sí mismo. Es más, ella define amor como “la conexión que puede ser cultivada entre dos personas, cuando dicha conexión existe en sí mismos”. El amor empieza en nuestro interior. ¿Cómo podrías “amar al prójimo como a ti mismo” si no empiezas por amarte a ti?
Aquí te doy tres consejos para que puedas empezar esta práctica hoy:
1. Pon atención a las cosas que te dices, y si es algo que no le dirías a tu mejor amigo, pídete perdón y comprométete a no volverte a decir eso.
2. Párate frente al espejo y mirándote a los ojos repite en voz alta: “Te amo”. Si se siente falso o te queda difícil hacerlo es porque no te estás amando tanto como pudieras. Sigue intentándolo, así no se sienta auténtico al principio. En algún momento podrás sobrepasar esa barrera y empezarás a sentir ese amor fluir hacia ti.
3. Mira y toca las partes de tu cuerpo que no te gustan y también recuérdales que las amas.
Te invito a que empieces a practicar más el autoamor y empieces a recibir todos sus beneficios.
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