/ Juan Carlos Vélez Uribe
Es sorprendente que a pesar de la crisis en algunos sectores de la economía de nuestro departamento, el Producto Interno Bruto haya tenido un crecimiento del 4.8 % el año anterior, lo que sitúa a Antioquia como uno de los departamentos con la economía más dinámica del país. Y eso que no contamos en esta región con recursos naturales como el carbón y el petróleo, que el año pasado representaron US$40.000 millones en exportaciones. Solo un porcentaje mínimo de dichas exportaciones correspondieron a nuestro departamento. Otro dato importante es que Antioquia es el departamento más exportador del país con un 25 % de las exportaciones no tradicionales (no incluye café).
Estas cifras no deben llevar a que nos durmamos en los laureles. Por el contrario, es indispensable que asumamos una actitud que permita que este año, a pesar de las tempestades que asoman en el horizonte, el crecimiento de nuestra economía supere los guarismos del año anterior.
Me preocupa que la Gobernación de Antioquia tenga como única prioridad la educación, dejando a un lado temas tan importantes como la competitividad y la productividad. A pesar de ello, creo que parte de ese proyecto educativo de Fajardo debe estar orientado a capacitar a nuestros jóvenes antioqueños en algún arte, algún oficio, alguna tecnología, o a dar un impulso a aquellas carreras universitarias que nos permitan mejorar nuestra competitividad como región. Insisto que debe ser un propósito de todos impulsar el bilingüismo como una política a largo plazo, que no debe ser solo en el idioma inglés, sino también el portugués, ya que Antioquia debe fijar sus ojos en un país que se vislumbra como la gran potencia del sur: Brasil.
Es importante que sigamos protegiendo a nuestros confeccionistas, textileros, manufactureros del cuero y del calzado. Las medidas arancelarias que implementó el Ministerio de Comercio podrán servir momentáneamente para impulsar a este sector que genera unos 150 mil empleos directos en Antioquia. Debe haber un propósito común de la región para que durante este año puedan fortalecerse la cadena textil-confección y la industria del cuero. También debemos establecer unos planes concretos para que flores, banano, café, oro, frutas, alimentos y tecnologías de la información y las telecomunicaciones tengan un desarrollo importante en 2013.
Las obras de infraestructura vial (como las Autopistas de la Prosperidad) –de las que tengo muchas dudas–, la infraestructura energética como Hidroituango y la construcción de vivienda serían muy útiles para impulsar elPIB del departamento.
Me preocupa que si no estamos concentrados como región en impulsar estos sectores importantes de nuestra economía, se avecine una crisis, pues hay quienes dicen que la economía en Colombia crecería solo el 2.5% este año, lo que podría afectarnos bastante. Sectores como el banano, el café, la leche, las flores y varias de nuestras manufacturas podrían tener retrocesos importantes en 2013, ya que la revaluación y el atraso en la infraestructura vial y portuaria empiezan a pasar la factura. Igual podría ocurrir con el turismo, si no hay una política eficaz en la lucha contra la inseguridad de Medellín y el Valle de Aburrá.
Por último, no todo es malo. El que dos multinacionales se asienten en Medellín y la posibilidad de que Tigo desplace su sede de Bogotá a Medellín, son noticias que dan buenos augurios para que este año las cosas en nuestro departamento puedan mejorar, logrando así más empleos que permitan sacar a los jóvenes de las garras del delito.
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