Si seguimos consolidando sociedades donde existan fronteras entre las personas y barreras en el acceso a los derechos, no habrá vacunas ni medicamentos que nos hagan triunfar como sociedad.
Estos meses de confinamiento me han servido para darme cuenta de que probablemente se me olvidó coquetear o parquear en reversa, pero también me han servido para pensar mucho sobre lo que sucede en el mundo, más allá de la pandemia.
Por ejemplo, el cambio climático y la pérdida de biodiversidad. Apenas en febrero de este año se registró la temperatura más alta de todos los tiempos en la Antártida y, durante esta cuarentena, la deforestación en la Amazonía ha aumentado drásticamente (por ejemplo, en Brasil aumentó un 64 % en comparación con abril de 2019).
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Todo esto es gravísimo, pues impacta directamente nuestra salud y la de la sociedad, ya que la pérdida de biodiversidad y los efectos del cambio climático están directamente relacionados con las pandemias (tarea: estudiar los mecanismos de relación entre los primeros y las segundas).
También, el racismo, la xenofobia y la LGTBIQ+fobia. Aún vivimos en un mundo donde persistentemente se matan o discriminan personas por su color de piel, su origen, su apariencia o su identidad de género. ¿Acaso no somos todos humanos, con el mismo ADN?
El SARS-CoV2 nos demuestra que sí. Pero, si seguimos consolidando sociedades donde existan fronteras entre las personas y barreras en el acceso a los derechos, no habrá vacunas ni medicamentos que nos hagan triunfar como sociedad.
Además, me inquieta que las mujeres seamos más afectadas por el desempleo que los hombres; me preocupa que haya cada vez más gente con hambre; y tengo muchos interrogantes sobre el hecho de que no estemos considerando transformar y diversificar nuestra economía, aprovechando sectores inexplorados como la bioeconomía.
La lista sigue, pues hay muchos otros asuntos igual de importantes y apremiantes que la pandemia, los cuales, si no los abordamos con prontitud, nos explotarán en la nariz. La COVID-19 no es el único problema en el mundo. Que por andar pensando solo en ella, no se nos olvide que hay otras cosas por las que seguir trabajando. ¡Abrazos en la distancia!