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Diseño en la piel
En tatuajes no hay modas ni tendencias claras. Cada diseño en la piel es un gusto único, y así debe serlo. Pero cada vez son más los que se animan por un tatuaje y cada vez son más arriesgados y lanzados con sus elecciones.
Hace poco más de una década, Pamela Anderson popularizo los tatuajes que simulaban un alambre de púas circulando el brazo, de ahí los tribales se fueron robando la escena del diseño en la piel y luego cada vez más mujeres optaron por mariposas, y otros animales pequeños. Después las palabras o frases en otros idiomas se volvieron apetecidas y programas de televisión como Miami Ink produjo un interés por imágenes más coloridas y grandes, particularmente los peces japoneses koi. Finalmente, como en otras áreas del diseño y el estilo, cada cual empieza a escoger lo suyo. Sin embargo nadie podría que asegurar que la moda en tatuajes existe, ya que además de su larga duración, se trata de un mundo en el que quienes más tatuajes quieren, son personas que buscan salirse de las tendencias y lo que impone la moda. Así lo explica Edwin Castillo, artista de tatuajes desde hace 13 años. “Es un error hacerse un tatuaje por moda”, pero nos cuenta como sí ha cambiado un poco el lugar del cuerpo en que las mujeres deciden tinturarse la piel. Pasaron de hacerse los diseños en la cadera y base de la espalda, a ponerse estrellas, palabras o frases, la parte inferior del abdomen, las costillas, la nuca, el cuello, y las muñecas. Esto puede tener un explicación en las celebridades y el culto a lo famosos, quienes se atreven más a hacerse, y mostrar abiertamente, la tinta en la piel.
Según Castillo, cada vez son más las personas que quieren hacerse un tatuaje, “le han perdido el miedo al tatuaje en general y sobretodo al tatuaje grande y de colores”. Algunas mujeres han optado por el tatuaje blanco, cosa que Edwin no recomienda porque dice que es botar la plata. Aunque cumple una función de diseño discreto (si eso es lo que el cliente quiere) la mayoría de personas a las que Edwin les ha hecho un diseño blanco, regresan para retocarlo muchas más veces de lo normal, o para cubrirlo de negro para que se vea mejor.
Ysh, igual que Edwin, es un tatuador de la calle 10, y prefiere evitar a toda costa la clientela que se quiera hacer un tatuaje por moda, quizá por eso su local de tatuajes se llama Real Deal, ya que no hace nada de tribales, estrellas o “tonterías”. Ysh, ciudadano de Dinamarca, radicado en Medellín, lleva 14 años especializándose en tatuajes de realismo, es decir retratos o paisajes, imágenes duplicadas de una fotografía. A este sitio vienen persona más adultas, no solo porque Ysh se rehúsa a atender a personas menores de 18 aún si están acompañadas de sus padres, sino porque solo quiere trabajar con personas que quieren un tatuaje “de verdad”. Quienes buscan uno de estos, son personas un poco mayores, con la capacidad de costear las tarifas de Ysh y con una decisión clara de lo que quieren en su cuerpo. Este público incluye a gran parte de los extranjeros que abundan en El Poblado, quienes pasan de los hostales del sector a los locales de tatuajes de la 10 buscando un souvenir en la piel o un diseño conmemorativo de sus viajes. La mayoría de los retratos que Ysh hace son en blanco y negro, y aunque buena parte son imágenes de familiares o seres querido que fallecieron, muchos eligen ponerse en un brazo, una pierna o la espalda, la cara de Bob Marley, Hector Lavoe y hasta “el chavo del ocho”.
En Estudio 13, lugar de trabajo de Castillo, también vimos los implantes microdermales, que son pequeñas piezas o joyas implantados en el cuerpo. A diferencia del piercing, el implante no sale al otro lado de la piel y así pueden ser ubicados en medio de la clavícula, espalda, hombros, incluso para decorar un tatuaje.
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