Francisco Ochoa, colaborador de Vivir en El Poblado, revive hoy en estas páginas un tema que se ha manifestado de diferentes maneras y en distintos momentos en la comuna 14: el deseo de que exista para este sector del suroriente de la ciudad, compuesto por 22 barrios y habitado por 122.489 personas* (sin contar las miles que trabajan, hacen turismo, visitan o simplemente transitan diariamente por El Poblado), una figura similar a la que él denomina “mayordomo”, que otros han llamado “gerente” y unos más han llegado incluso a darle el nombre de “alcalde”.
Llámesele mayordomo, gerente o alcalde, en el fondo el sentido es el mismo: quienes defienden esta figura están de acuerdo en lo fundamental: El Poblado requiere un doliente, es decir, una persona al frente de su acontecer, con capacidad de decisión, que haga parte del gabinete del Alcalde de Medellín y que sea la conexión directa entre la comunidad de la zona y la administración municipal.
Los partidarios de un cargo como este se basan, entre otras cosas, en experiencias positivas pasadas que, si bien no son iguales, en cierto sentido son comparables, como el caso, por ejemplo, de la consejería presidencial para Medellín a principios de los años 90, época en que la ciudad se sacudió con los embates de la guerra del narcotráfico contra el Estado, con los enfrentamientos de los carteles de la droga entre sí y con otros grupos delincuenciales. Eran también tiempos en que las milicias urbanas de la guerrilla florecían en los barrios populares en reemplazo, supuestamente, del Estado, permanente en su ausencia. En otras palabras, a la doliente de Medellín en ese entonces -la consejera María Emma Mejía- le tocó bailar con la más fea y, sin embargo, los resultados positivos de su gestión aún son objeto de reconocimiento.
Pero para que un cargo equivalente a gerente, mayordomo o doliente de El Poblado prospere, no basta crearlo. Aparte de que requiere una persona carismática y proactiva, demanda que tenga poder de decisión y recursos adecuados para ser eficaz y eficiente mas no un burócrata, en el sentido peyorativo de la palabra. No es suficiente investirlo o investirla con el simple papel de articulador, como el que le han otorgado a algunos funcionarios, verbo y gracia a los gerentes del Centro, cuyas buenas intenciones se ven maniatadas con frecuencia porque deben limitarse exclusivamente a servir de enlace entre las diferentes dependencias municipales. Y aunque eso es bueno, no alcanza para hacer una labor efectiva.
Es hora de que la Alcaldía y el Concejo de la ciudad analicen en serio una propuesta como esta de que El Poblado tenga al frente a una persona dedicada a hacer de él un barrio mejor.
* Datos de la Encuesta de Calidad de Vida Medellín 2011
Propuesta para un Poblado mejor
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