Opinión de Carolina Zuleta Maya
Soy una optimista por naturaleza. En el 95% de los casos pienso que las cosas van a salir bien y cuando no salen bien, mi reacción natural es buscar el lado positivo. ¿Por qué les estoy contando esto hoy?
En nuestra sociedad nos han enseñado que es de mal gusto hablar sobre nuestras fortalezas. No estamos acostumbrados a decir “Tengo una habilidad extraordinaria para hacer buenos negocios” o “Me siento orgulloso de mi talento para cantar”. Pues tenemos miedo a que los demás piensen: “¿Quién se cree?” Es decir, no hablamos de nuestras fortalezas porque tenemos miedo al rechazo.
Creo que una de las premisas que hay detrás de ser humilde y no hablar acerca de nuestras fortalezas, es creer que al decir que somos especialmente buenos en algo implica que estamos diciendo que somos mejores que los demás. Pero esto no es cierto, pues el valor de una persona no se mide por sus fortalezas, sino que el valor de cada individuo ya está dado – todos tenemos igual valor, no hay nadie mejor que nadie. Sin embargo, cada persona tiene unas fortalezas que lo hacen único y reconocerlas y saber como utilizarlas nos conviene a todos. Por ejemplo, el hecho que yo sea una optimista no quiere decir que soy mejor que un pesimista. Tal vez ese pesimista es excelente planeando para diferentes escenarios, mientras que a mí me queda difícil hacer planes detallados. Juntos somos un mejor equipo.
Las últimas investigaciones en psicología positiva han demostrado que las empresas que se enfocan en las fortalezas de sus empleados como estrategia para mejorar la productividad, aumentan ésta en un 36% más que las empresas que se enfocan en las debilidades de sus empleados.
Al decir que es importante que nos enfoquemos en nuestras fortalezas no estoy diciendo que no debemos reconocer también nuestras debilidades, sino que lo importante es que le dediquemos un porcentaje más grande de nuestro tiempo a aprender y a desarrollar nuestras fortalezas que a tratar de arreglar nuestras debilidades.
Robert Biswas-Diener , psicólogo positivo y coach explica:
“Hasta ahora no existe el primer velero al cual no le entre agua dentro de la cabina, es decir que la permeabilidad del velero es una debilidad. El tamaño de esa debilidad tiene un impacto en la capacidad del velero para mantenerse a flote. Si el agua que entra es muy poca, el capitán la puede ignorar -si tu debilidad es chiquita la puedes ignorar. Pero, si hay un hueco en el casco, entonces el capitán tiene que buscar una solución o si no el barco se va a hundir –si tu debilidad es una amenaza para cumplir tus metas, entonces tienes que superarla. Las velas son las fortalezas del velero, por lo tanto el capitán TIENE que saber cómo utilizarlas para poder llegar a su destino.”
Entonces, ¿cuáles son tus fortalezas? ¿Cómo las puedes utilizar para llegar a tu meta?
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Tus fortalezas te llevan a la meta
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