Por: Juan Carlos Vélez Uribe
Medellín sigue expandiéndose y creciendo a un ritmo preocupante. Hace ya mucho rato que no cabemos en este Valle del Río Aburrá. Hemos urbanizado todas las áreas llanas y desde hace no muchos años la ciudad se ha venido expandiendo en las montañas que la circundan.
Hay zonas de Medellín, en las cuales podría decirse que sus barrios y construcciones ya han coronado las montañas que rodean a este valle. Barrios como El Poblado, no son ajenos a esa situación, pues no es sino mirar hacia Las Palmas y encontramos un sinnúmero de urbanizaciones y parcelaciones allí asentadas.
Medellín, y el valle que ésta ocupa, para el año 2025, tendrá alrededor de 4.5 millones de habitantes. ¿Cuántos seremos en el 2050? ¿Y en el 2100? ¿Cómo será nuestra ciudad para esa época? Son preguntas que nos tenemos que ir haciendo a pesar de parecernos esas fechas aun muy lejanas. Pero que tal que nuestros dirigentes políticos locales de hace 100 años, no hubiesen proyectado, con laa visión que tenían en su época, de qué iba a ser de nuestra ciudad en su futuro, el hoy presente, al reservar unas fajas de terreno para el Municipio en lo que iba a ser el Río Medellín hoy canalizado.
Pues sencillamente, no hubiésemos contado con un corredor que hoy permite que en ese retiro del Río Medellín, contemos con la línea del Metro, La Autopista y las paralelas, la línea del ferrocarril, los conectores de aguas negras de la ciudad, la red de fibra óptica y las redes principales de energía eléctrica; hasta sirve para que en diciembre más de un millón de personas puedan disfrutar de los “alumbrados” de navidad en los alrededores del viejo puente de Guayaquil y el edificio de E.P.M.
Esa visión que tuvieron nuestros antepasados, es la que reclamamos hoy de nuestros dirigentes locales y regionales. ¿Qué sería del Área Metropolitana con una población de 10 millones de habitantes? ¿Será ésta una ciudad habitable para nuestros descendientes? ¿Hemos planteado una política de desarrollo urbano para los próximos 50 ó 100 años? Creo que debemos, en los meses que vienen, hacer un ejercicio dinámico y eficaz en el cual podamos plantear políticas a largo plazo que nos permitan confrontar los avatares por los cuales va a atravesar nuestra ciudad en el futuro. Por ejemplo, qué vamos a hacer con los 600 mil vehículos que ingresarán en la siguiente década y con el millón 200 mil de los próximos 20 años.
Convoco entonces a las fuerzas vivas de la ciudad para que vayamos pensando en un ejercicio que nos permita visualizar a Medellín y a su Área Metropolitana para los próximos 50 ó 100 años. Las generaciones futuras sabrán reconocérnoslo.
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Medellín, y una política de desarrollo urbano para los próximos años
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