Hay procesos que inician hasta cuatro años antes del ingreso a clases. Una historia contada en primera persona.
Elegir el colegio de los hijos es una de las decisiones más importantes en una familia, pero esa valoración entró en crisis cuando en la casa nos enteramos sobre cómo funcionan los procesos de selección.
Desde que Tomás nació, sabíamos que no queríamos acelerar los procesos. Por eso entró a la guardería un mes antes de cumplir tres años. Su adaptación fue sencilla, el único problema era que no quería volver de Los Ositos a la casa. Allí se siente feliz, aprende, comparte y crece.
Luego debería llegar la etapa de búsqueda de colegio, que parte por las instituciones en las que estudiaron los papás o por recomendaciones. Teníamos claro que queríamos para nuestro hijo educación bilingüe y en ambiente mixto. Claudia Londoño, directora de Los Ositos, nos hizo recomendaciones con base en el modelo pedagógico y su afinidad con las habilidades y la personalidad de Tomás.
Ahí fue cuando descubrimos que ya no teníamos oportunidad en varias instituciones. Se nos había hecho “tarde”. Todo se hace con más anticipación de la que cualquiera puede imaginar, tanta que algunos abren proceso de tres a cuatro años antes del primer día de clases.
“Por la alta demanda, algunos colegios hacen los procesos cuando la mamá está embarazada o los niños no tienen ni un año”, explica Ángela María González, educadora especialista en Educación Especial y Psicopatología del Lenguaje.
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De puerta en puerta
Fuimos primero al San José de la Salle, luego al Liceo Francés. Y continuamos: San José de Las Vegas, Montemayor, Fontán, La Colina, Jorge Robledo, San Ignacio, Montessori y Colegio Alemán. Allí el proceso se interrumpió apenas dimos la información sobre la fecha de nacimiento del niño.
La elección fue el Colombo Británico, donde abrieron procesos para los niños que ingresarán en enero 2020, como debería ser, aunque no alcanzamos cupo.
La ansiedad me generó estrés y subí de peso. Hasta que llegó un mensaje del Vermont. Tuvimos la cita de información a la semana siguiente y fue amor a primera vista: el modelo pedagógico nos parece perfecto porque desarrollan pensamiento crítico y ciudadanía digital y creen en la transformación social y los deportes.
Así terminaron casi dos años de búsqueda. Parece que en Medellín uno primero tiene que tener cupo en el colegio antes de conocer a su hijo, sus intereses, habilidades, gustos, personalidad; y antes de entrar a la guardería.
Angela María González orienta a familias en la elección de colegios.
En su opinión, es fundamental conocer los gustos y las habilidades del niño, además definir criterios sobre la ubicación de la institución, el nivel en otros idiomas y los costos educativos. “Debe haber total acuerdo entre los padres sobre la elección”, señala. También es importante consultar qué proyectos sociales maneja y qué dice el manual de convivencia y explorar la página web.
Por: Clara Giraldo Agredo / [email protected]