Los guerreros del Quadrugby
La Fundación ADA fortalece física, social y mentalmente a las personas con lesión medular. Para ello ha conformado un equipo de quadrugby
Debido a su cuadriplejia, Álvaro Molina y Faber Saldarriaga nunca pensaron que podrían ser parte de un equipo deportivo y mucho menos imaginaron hacer parte de una Selección Colombia. Sin embargo, lo que parecía un sueño se cumplió el año pasado cuando fueron convocados para participar en el Campeonato Panamericano de Rugby de Sillas de Ruedas –Bogotá 2011– para buscar dos cupos para los Juegos Paralímpicos de Londres 2012.
“Fue una sorpresa. No pensamos que íbamos a estar jugando contra equipos como Brasil, México, Estados Unidos, Canadá, entre otros, porque para nosotros este deporte es relativamente nuevo. Apenas estamos empezando a conocerlo y el hecho de participar en tal competencia fue muy importante”, expresa Álvaro, de 41 años, quien a los 17 sufrió un accidente que lo obligó a estar en una silla de ruedas. “Después del accidente me demoré cuatro años para sentarme en una silla, yo estaba como el profesor Montoya, el técnico de fútbol, sin poder moverme. Pero gracias al deporte he vuelto a recuperar la movilidad”.
El quadrugby es una modalidad deportiva creada en Canadá, en los años 70. Surgió como una oportunidad para que los atletas cuadripléjicos compitieran en igualdad de condiciones. En 1994 esta disciplina, que es una mezcla de deportes tradicionales como el baloncesto y el hockey, fue reconocida oficialmente como deporte paralímpico. Dentro de las disciplinas adaptadas en paralimpismo, según expresan sus practicantes, el rugby en silla de ruedas es una de las más atractivas, tanto para deportistas como para espectadores por la velocidad, fuerza y dinámica que puede alcanzar un juego.
“En Colombia apenas es un deporte en formación. En Bogotá tiene un poco más de experiencia, porque lleva cerca de cinco años. En Medellín hace casi dos años practicamos el deporte. La idea es poder llevar el quadrugby a más ciudades del país, crear una competencia y llegar a los próximos paralímpicos”, dice Faber, estudiante de quinto semestre de ingeniería de sistemas del ITM.
El arquitecto Juan Pineda, quien hace 20 años sufrió un accidente de tránsito, es uno de los integrantes del equipo. Al llegar, su movilidad era nula y, mientras sus compañeros lograban dar varias vueltas a la cancha en sus sillas de ruedas, él con dificultad podía hacer una. Ahora, su mejoría ha sido tanta, que sus amigos destacan su rápida recuperación gracias al quadrugby.
“Como arquitecto busco que el espacio público de la ciudad sea accesible para las personas discapacitadas. Aún a la ciudad le hace falta este tipo de accesibilidad pero vamos avanzando. En cuanto al deporte, este ha sido muy importante porque con él he logrado recuperar la movilidad. Uno se motiva con el deporte, ahora uno puede hacer más cosas que antes no podía”, expresa Pineda, a quien la cuadriplejia no le ha impedido ejercer su profesión y prestar servicios de consultoría.
En busca de apoyo
La Fundación ADA –Apoyo al Deportista Antioqueño– es una organización privada sin ánimo lucro creada hace ocho años. Cuenta con un centro de rehabilitación física para jóvenes con lesión medular, situado en los alrededores del estadio Atanasio Girardot, donde las personas reciben terapia física y tratamiento psico-social. Además, desde 2010 tiene tres semilleros deportivos: tenis en silla de ruedas, natación y quadrugby, en los que participan cerca de 80 personas.
“Lo más bonito es que lo juegan jóvenes con muchas dificultades funcionales. Personas cuadripléjicas, cuadriamputadas, con secuelas severas de polio, que no tenían otra opción deportiva. El deporte es un elemento transformador, por lo que hace parte del fortalecimiento que ellos tienen, no solo en la parte física sino mental y emocional”, dice Natalia Arboleda, representante legal de la fundación.
Sin embargo, requieren apoyo y patrocinio. Hoy tienen ocho sillas de ruedas, que fueron cedidas en comodato por la Fundación Arcángeles, de Bogotá, para la práctica del deporte. Pero estas sillas, que tampoco son las apropiadas por su diseño y peso, pronto serán llevadas a otro grupo de cuadripléjicos en Cali, para el apoyo de este deporte en el departamento del Valle del Cauca.
“Nos quedamos sin sillas para los deportistas del semillero. Invitamos a la comunidad y a las empresas para que nos ayuden a conseguir esos recursos. Debemos buscar apoyo para conseguir unas sillas apropiadas, que cumplan con los estándares internacionales del quadrugby”, concluye Arboleda.