Aventureros extremos
El espíritu aventurero de un egresado y un estudiante del Poli los ha llevado a exóticos parajes
Todo comenzó por una promesa. Luego de la muerte de su hija Katerine en 2001, Yesid Alejandro Ochoa, ingeniero de instrumentación y control del Politécnico Jaime Isaza Cadavid, decidió hacer el viaje más largo de su vida: ir en bicicleta hasta el Cabo de la Vela –en la Guajira– y esparcir las cenizas en la inmensidad del océano Atlántico.
En esta odisea Yesid no estuvo solo. Contó con la compañía de José Fernando Bonilla, un estudiante de Tecnología en Sistematización de Datos, quien al conocer la noble causa de la travesía no dudó un momento en ser su escudero.
“La idea surgió en 2005 y fue una iniciativa propia, una motivación personal. Conocí a Fernando y desde ahí comenzamos a gestionar el proyecto con el respaldo y apoyo del Politécnico, que nos entregó recursos económicos para poder hacer el viaje. Básicamente nos dieron la alimentación y el hospedaje. Finalmente, en 2007 pudimos emprender la aventura que llamamos “Kameg” (Katerine – Medellín – Guajira) en honor a mi hija”, cuenta Yesid, quien preparó la bicicleta mecánicamente para dejarla “como una uva” y acomodó su maleta a la espalda, con las herramientas necesarias para rodar por carretera cerca de 15 días, atravesar seis departamentos y pedalear más de 1.100 kilómetros.
Yesid tiene 32 años y José Fernando 38. Aunque sus profesiones no tienen nada que ver con la bicicleta, ambos son amantes del deporte de aventura. La experiencia adquirida en las carreteras y montañas colombianas los ha motivado para formar clubes deportivos. Incluso José Fernando, quien es técnico de ciclomontañismo, organizó después de la experiencia el primer semillero de deportes de aventura en el politécnico Jaime Isaza Cadavid.
“El deporte es una forma de crecimiento, no solo para la parte física sino personal. Acá tenemos un potencial para el deporte de aventura, por nuestra geografía y paisajes, pero aún estamos abriendo ese campo. Nosotros promovemos el ecoturismo, pues por medio de las travesías es posible conocer muchos lugares. Es descubrir nuestro país, que es bastante hermoso, es mostrarle a la gente que no solo se puede viajar por avión o en carro”, dice Fernando.
Desde la primera travesía extrema, este par de ciclistas aficionados ya ha realizado cuatro aventuras en bicicleta. La segunda fue en 2010, la que llamaron “Karagabi”, en referencia al dios embera-katío. En esa oportunidad recorrieron la ruta Medellín-Playa Blanca-La Miel-Panamá, un trayecto de cerca de 980 kilómetros, durante trece días y cinco horas. La tercera, en 2011, fue Nevados-Tatacoa, en la que durante siete días y doce horas atravesaron los departamentos de Caldas, Tolima y Huila.
De su última expedición llegaron hace menos de un mes. Estaba proyectada entre Medellín y el Meta, pero terminó a mitad de camino, en Quindío, cuando los recursos se agotaron. “En esta última aventura tuvimos el apoyo de un motorratón, patrocinado por Auteco, que nos acompañó todo el camino. Lamentablemente los recursos económicos no fueron suficientes para cumplir con todo el trayecto, así que en la Plaza de la Gobernación de Armenia marcamos nuestro destino”, cuenta Yesid.
Próxima aventura
Desde ahora este par de ciclistas aventureros prepara la próxima travesía extrema. Para 2013, en la cabeza de estos politecnistas ronda la idea de ir en bicicleta por todo Centroamérica. Lo que más les llama la atención es cruzar los caminos que bordean los ríos Atrato y Truandó, en el Tapón del Darién, que según la Sociedad Geográfica Colombiana es el segundo canal interoceánico más importante del mundo, después del istmo de Panamá.
“Esta es una expedición muy exótica y que nos llama mucho la atención, porque son territorios muy desconocidos y que tienen mucho por explorar. La idea es poder hacer el recorrido, una parte en bicicleta, otra en caminata, y en kayak cuando haya que viajar por el río”, apunta Yesid. “Para ello estamos buscando apoyos que nos permitan organizar bien la travesía y poder convocar a más personas que se unan a esta aventura en bicicleta”.