Un proyecto familiar
El proyecto de vida familiar comienza desde la buena elección del modelo educativo para los hijos
Una de las decisiones más trascendentales de un padre de familia es escoger el colegio donde estudiará su hijo. Lo primero que debe tener claro es su proyecto de vida familiar, cuáles son los valores y creencias que desea trabajar con su familia, y la forma de facilitar la construcción y la realización personal de cada uno.
Después de que el grupo familiar tenga claro los valores éticos, morales, culturales, de responsabilidad social y ciudadanía, entre otros, es necesario conocer los proyectos educativos que ofrecen las distintas instituciones.
Para hacer una selección acertada, se debe conocer de antemano la filosofía de los establecimientos escolares, pues ésta es la que orienta sus acciones y prácticas. Además, es el marco donde se fundamentan los procesos de enseñanza y aprendizaje, y el modelo pedagógico a seguir. Allí, también es importante que los padres definan si quieren una educación en un colegio femenino, masculino o mixto.
Especialistas en educación señalan que lo peor que puede pasar dentro del proceso educativo es que no haya concordancia entre las creencias del colegio y la familia. Por tanto, los padres deben trabajar de la mano de los colegios para establecer un acercamiento que permita alinear la concepción educativa de las instituciones con los valores familiares.
Los modelos pedagógicos, por su parte, varían según el proyecto educativo. En general, el modelo predominante es el que integra lo formativo y académico, que trabaja en la construcción de un ser humano integral. Los padres de familia deben escoger el modelo educativo que más se acerque a su proyecto familiar.
Los proyectos educativos
En el modelo educativo actual son fundamentales el desarrollo y la formación integral; que los estudiantes tengan la posibilidad de encontrar, dentro de la cotidianidad escolar, espacios no solo para su desarrollo académico sino opciones artísticas, deportivas y sociales. Esto permitirá que la formación de hábitos y actitudes, desde los primeros años escolares, tenga un sustento en valores éticos y morales, y desarrollar competencias que les servirán a los estudiantes en los años siguientes.
En Medellín podemos encontrar distintos proyectos educativos. Uno de ellos es el de los colegios de carácter religioso, en el que la filosofía escolar se basa en las concepciones del fundador de las comunidades, como sucede en el colegio San Ignacio de Loyola, de los jesuitas, o La Enseñanza, de la Compañía de María. En ellos, su proyecto educativo está claramente enmarcado en la educación religiosa como eje transversal de su modelo pedagógico. También hay proyectos educativos que, aunque son de carácter laico, trabajan sobre valores religiosos. Estos son abiertos a una pedagogía menos ortodoxa y confesional.
Existen, además, modelos que permiten formar estudiantes con una mentalidad distinta y con una apertura al mundo y a otras culturas, como lo son los proyectos de colegios bilingues. Otra opción dentro de la oferta educativa son las instituciones que ofrecen una pedagogía experimental alternativa al modelo educativo tradicional, como el Colegio Fontán. “Es un sistema basado en el aprendizaje autodidacta. No tenemos salones sino talleres, no tenemos profesores sino tutores. Es un colegio donde un grado se puede iniciar en cualquier época del año y donde cada estudiante avanza según su plan de estudios. El aprendizaje es por iniciativa del mismo estudiante, bajo el principio del placer intelectual”, señala Eliana Duque, comunicadora del Colegio Fontán.
Por su parte, en el Colegio Isolda Echavarría se trabaja con la pedagogía Waldorf, y se ofrece una formación integral cuyo contenido curricular respeta el desarrollo evolutivo del niño y se dirige al ser humano trimembrado: los contenidos educativos se reciben por el intelecto, por el sentir -a través del arte- y por la voluntad, a través del movimiento.