Casa a prueba de inundaciones
Pensando en algunas poblaciones colombianas, dos arquitectos diseñaron una casa en la que su estructura evita que se inunde. Recibieron premio internacional
Cuando Hugo Herrera y Alejandro Restrepo llegaron a La Mojana y visitaron municipios golpeados por el invierno como Magangué, Achí y San Marcos, su investigación ya estaba en marcha. Ese encuentro directo con el problema los impulsó a pulir su proyecto hasta el punto de ganarse un premio internacional otorgado por la Unión Europea y la revista israelí Architecture of Israel Quarterly.
Teniendo en cuenta la cantidad de familias que sufren con cada invierno en Colombia, y entendiendo que el problema no es el agua sino cómo vivir en ella, estos dos jóvenes graduados de la Universidad Pontificia Bolivariana propusieron una vivienda a prueba de inundaciones repentinas. Las condiciones técnicas de la construcción impiden el ingreso del agua y mejoran la calidad de vida de quienes la habiten.
El premio lo obtuvieron en la categoría de Proyectos no Construidos, pero aspiran a encontrar patrocinio e inversores para llevar la casa a la realidad. “La experiencia en 2008 en varios municipios de Antioquia, Bolívar, Córdoba y Sucre fue increíble, de esas cosas que no se repiten. En Achí había una vereda rodeada por ciénagas, estudiamos la situación y también lo ingeniosa que se vuelve la gente en esas circunstancias. El viaje afianzó nuestra investigación, que llevaba meses, y buscamos la solución desde la arquitectura”, dijo Alejandro.
Segura para vivir
La casa ideada por Alejandro y Hugo, que en poco tiempo esperan tener en maqueta, fue pensada para una familia de cuatro personas aunque es posible juntar dos. Cada casa tiene 38 metros cuadrados y se eleva sobre el nivel del agua. Según el diseño, es fácil de transportar y su estructura es desarmable para que sea reinstalada en cualquier sitio antes de que ocurra una inundación.
“Recibimos asesorías de ingenieros y uno nos dijo que los palafitos a 90 grados no aguantaban las cargas de agua, en caso de inundaciones repentinas. En el caso que desarrollamos, los ríos traen avalanchas y por eso nuestra propuesta en la base es un trípode que soporta la carga de agua en cualquier dirección”, explicó Hugo.
La estructura de la casa es en fibra de vidrio, material más liviano que el concreto y que evita la corrosión y la filtración del agua. Las columnas se abren como si fueran una sombrilla, permitiendo su almacenamiento y su transporte.
Ambos arquitectos destacan que será una vivienda para habitar, no como solución de emergencia sino como algo permanente. Se trata de aprender a convivir con el agua y las inundaciones imprevistas.
Un problema mundial
Aunque la visita a los municipios de la Costa Atlántica influyó en la consolidación de su proyecto, la justificación demuestra que el problema de las inundaciones es de carácter mundial, por lo que esperan hacer más internacional su idea y conseguir los recursos para convertirla en realidad. “En esos pueblos, hablamos con antropólogos, sociólogos e ingenieros ambientales que hicieron sus tesis allá. Ellos nos dieron pistas para enfocarnos en nuestro fuerte, que es la arquitectura, y proponer una vivienda, no flotante sino a prueba de inundaciones. Este es nuestro proyecto ambicioso. Pensamos incorporar a alguien preparado en la ingeniería, porque esta casa puede ser una solución para el gobierno. No solo resuelve necesidades a corto plazo, como la comida, sino que ofrece una vivienda de calidad para que la gente tenga estabilidad y avance en sus vidas y en la educación de sus hijos”, afirmaron de manera conjunta estos arquitectos.
Premio internacional
Para los jóvenes arquitectos Hugo Herrera y Alejandro Restrepo, el reconocimiento del concurso de la Unión Europea y la revista especializada en arquitectura Architecture of Israel Quarterly, es su máximo orgullo. Les enseñó que van por buen camino. “Orientamos la propuesta a transformar la manera de ver la vivienda, para que se adapte a las condiciones del agua”, dicen.
El concurso lo descubrieron en Internet, simplificaron su idea y la enviaron en agosto de 2011. Luego de recibir la notificación de que habían superado el primer filtro, hicieron nuevos ajustes y, en diciembre, vieron en la página oficial que eran los ganadores. Fueron entrevistados por Skype y recibieron el certificado avalado por la Unión Europea.
El premio recibido por los arquitectos fue en la categoría Proyectos no Construidos, que también contó con la participación de arquitectos de Israel y Japón, entre otros países.