El cartel de los más buscados en Medellín generó críticas y burlas. Las autoridades pretenden con siluetas, alias y recompensas encontrar los principales delincuentes. ¿Podrán?
Por: Daniel Palacio Tamayo / [email protected]
El 2019 es hasta ahora el más violento de los últimos cuatro años en Medellín. Según las autoridades, buena parte de los homicidios (229 hasta el 30 de abril) se explica en confrontaciones entre las estructuras ilegales que operan en la ciudad. En el Aburrá tienen asiento, según la institucionalidad, el 43% de los Grupos de Delincuencia Organizada (GDO) que hay en el país.
Durante el periodo de gobierno de Federico Gutiérrez, han sido capturados 135 cabecillas de bandas delincuenciales que operan en la ciudad; el nuevo reto que se ha fijado es encontrar los nuevos 130 líderes de esas estructuras criminales que no han sido desmanteladas y que se dedican a la explotación de rentas ilegales, la extorsión y el sicariato.
Sin embargo, en el denominado cartel de los más buscados, sorprendió la ausencia de rostros y nombres; solo se ofrecen las siluetas y los apodos con los que se supone son conocidos en el mundo del hampa. “Aparecen así porque están en proceso de judicialización, no tienen órdenes de captura, pero sí sabemos quiénes son. Hay recompensa para que la comunidad nos ayude con información que nos pueda llevar a su captura”, explicó el mandatario quien además señaló que “ellos —los delincuentes— se incomodan” con este tipo de acciones.
“Muertos de la risa”
Lo contrario piensa Ricardo Salgado, abogado, asesor en seguridad pública y exgerente de la Empresa de Seguridad Urbana, quien señala que tras la publicación de un afiche como ese, los delincuentes deben estar “muertos de risa, diciendo que no han sido capaces de ubicarlos”.
El analista del conflicto Fernando Quijano cree que si la estrategia tiene un fin “pedagógico para que la ciudadanía le ponga rostros, como sucede con los álbumes de fútbol, es entendible; pero si es porque no hay órdenes de captura, es un fracaso de la inteligencia”.
“Ese cartel puede generar dificultades”, agrega Salgado, quien cree que lo genérico de algunos alias podría ocasionar confusiones en la ciudadanía y hacer que se pierda la credibilidad en la institucionalidad. En su consideración al ciudadano de a pie el cartel le parece al menos “gracioso”, lo que además impide que llegue información efectiva sobre esas estructuras. “En la medida que se desgasta la posición del Estado, la denuncia se reduce”, concluye el experto.
Para Salgado la captura de delincuentes no es estrategia, sino una obligación, por lo que considera que la ciudad debe apostarle a la desarticulación de las estructuras, sus bases, sus actividades y sus integrantes, más que realizar capturas “a la topa tolondra”.
Fernando Quijano resalta que la publicación esté discriminada por los más buscados por comuna, porque allí la gente los conoce como “el papá, el patrón, el viejo”, pero recomendó que no se publique únicamente el nombre del cabecilla sino hasta el cuarto en la línea de mando. De lo contrario, explica, continuará una “permanente reorganización y rotación del personal” que garantiza la permanencia en el tiempo.
Las capturas recientes de los jefes de estas organizaciones se han realizado en comunas como El Poblado y Laureles, es decir, en los lugares de residencia de quienes toman las decisiones de la ciudad, y no donde tienen su dominio ilegal, por lo que concluye Fernando Quijano, se deberían incluir los lugares donde “los nuevos ricos” residen, tienen sus sitios de placer o lavan activos.
Lea También:
Cayó alias Keiler, señalado de confrontación entre Manrique y el sur del Aburrá