El entorno de barrio y de ciudad motiva el encuentro y la apropiación de sus habitantes, quienes le dan sentido y contenido para contribuir a una vida consciente en comunidad.
Por: Daniel Palacio Tamayo / [email protected]
¿Cómo puede el urbanismo contribuir a vivir mejor? se preguntarán algunos desprevenidos que pueden limitar este tema al ornato del espacio público. Y es posible y va más allá: una dotación de infraestructura adecuada permitirá una gestión más sostenible del territorio.
Jorge Pérez, exdirector de Planeación de Medellín y decano de la Facultad de Arquitectura de la Universidad Santo Tomás, explica que en el urbanismo también hay condensada una “combinación compleja de variables” que una sociedad acuerda para construir un mejor entorno. Señala, por ejemplo, el urbanismo de vecindarios, de proximidad, que permite tener accesibilidad y disponibilidad de espacios públicos y equipamientos urbanos sin depender de grandes viajes en transporte para acceder a cultura, educación, empleo, salud. El ciudadano accede a esos beneficios por medio de una ciudad compacta y a escala humana.
Pérez señala casos como Singapur o Bilbao, que tras una transformación urbana lograron superar situaciones difíciles para ser ejemplo en calidad ambiental, social y económica; sin embargo, explica que es necesaria una ciudadanía con “compromiso, disciplina, visión y liderazgo” para construir colectivamente asuntos como la equidad o la sostenibilidad ambiental.
Para ese propósito es importante el espacio público efectivo, en el que al ciudadano se le permite un lugar de encuentro y esparcimiento. A eso atribuye el exdirector de Planeación que espacios como Parques del Río tengan una alta ocupación, pues permiten una vida colectiva, pública y en comunidad. El experto considera que para que haya impacto en la calidad de vida de la personas, las transformaciones tienen que ser profundas, prolongadas en el tiempo y no en intervenciones puntuales denominadas como “acupuntura urbana”.
El Perpetuo Socorro es un ejemplo
Harold Ortiz, es artista y gestor cultural y ha conocido de cerca la transformación de este sector de la ciudad, que pretende pasar de una zona industrial, de talleres, a un distrito creativo con el apoyo de los sectores público y privado.
Este barrio que tiene una ubicación estratégica por su cercanía con el centro de la ciudad, su facilidad en diferentes medios de transporte y el acceso a bienes y servicios de todo tipo, ha permitido que se consoliden no solo empresas como Mattelsa, sino también iniciativas como la Bodega Comfama en la que permanentemente hay actividades culturales que van en consonancia con el eje temático que se le quiere dar al barrio.
El reto es convertir este sector, en el que también han habilitado redes camineras y recuperado andenes, en atractivo para que lleguen a vivir nuevos habitantes. “La única manera de encontrar más calidad de vida es mejorar el contenido que ofrece la ciudad”, concluye Ortiz, quien agrega que se están dando manifestaciones similares en Laureles y en Prado Centro.
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