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El aire está enfermo y nos enferma: lo sabemos, lo vivimos, lo tratamos de soportar. Lo irritante, no solo para los ojos y la garganta, es que lo publicamos en abril de 2008. ¡Once años hablando de lo mismo! En esa época una firma de abogados lideró una acción popular para proteger a la ciudadanía del “impacto que sobre la salud ocasiona el material particulado del combustible diésel” y que “radica en afecciones respiratorias y cardíacas”. Y ahí vamos…
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