Catalina Arroyave Restrepo, la directora de Los días de la ballena, disfruta del éxito de su ópera prima, la cual tuvo su premier en el Festival de Cine de Cartagena.
Por: Sebastián Aguirre Eastman / [email protected]
Dice que es su tía Lula, Elizabeth Arroyave, la que le provee parte de la ropa elegante que ha debido lucir en todos los festivales de cine a los cuales ha llegado con Los días de la ballena, el largometraje con el que se estrenó como directora y que hace dos semanas fue presentada en el Festival de Cine de Cartagena. Vivir en El Poblado habló con ella.
Uno de tus propósitos era mostrar cómo es ser mujer en Medellín, ¿crees que lo conseguiste?
“Ser mujer en Medellín es un tema muy amplio, creo que en la película hay una mirada cercana a mi forma de ser mujer en la ciudad, distinta de los estereotipos paisas tradicionales, que mientras crece se siente desubicada, perdida, un poco sin lugar y que tiene conflictos con tantas cosas que hacen parte de su cultura, desde cosas tan minúsculas como estar en desacuerdo con cierta mirada hacia el cuerpo femenino, que por lo general es morboso en muchos escenarios, hasta estar en desacuerdo como que una mujer no pueda salir a la calle a pintar. En ese sentido yo sí creo que hay un acercamiento en la película y se logra”.
¿En Los días de la ballena hay algo sobre la vida de Catalina Arroyave?
“No exactamente. El personaje principal, Cristina, se parece mucho a mí en muchas cosas, nació de una necesidad expresiva mía, entonces tenemos muchas cosas que son parecidas y se parecen a mi vida, pero la historia que construí está nutrida de muchos elementos que vienen de historias de vida de otras personas. No es exactamente un retrato de mi vida, pero el viaje emocional de los dos personajes protagónicos está basado en el viaje emocional que para mí fue crecer”.
En el discurso que ofreciste en el Ficci durante la premier, mencionaste que antes de iniciar el rodaje un “hombre poderoso de la cultura” te preguntó si la película “era buena o si iba a hacer una película cosmética, de niña”. ¿Cómo interpretaste esas palabras?
“Imagínate mi angustia cuando pasó esto, que fue un episodio cotidiano, en una conversación informal. Yo me reí al principio porque me pareció charro que me preguntara eso, como si por ser una mujer la película que fuera a hacer estuviera solo concentrada en ser ‘bonita’, como si no hubiera una investigación, un grado de profundidad, una necesidad expresiva y artística detrás. Luego me preocupé profundamente y llegué a preguntarles a mis compañeros en Rara Colectivo Audiovisual, sobre todo a mi productor, si estábamos haciendo una película cosmética, si sería que no nos estábamos dando cuenta y eso es lo que íbamos a terminar haciendo. Pero después pensaba y analizaba con mis amigas y las personas que me acompañan en la vida que esas predisposiciones con lo que surge de una mujer luego se vuelven unas dudas profundas y complejas y uno se empieza a acobardar de verdad. Y en otros ámbitos me doy cuenta de que ese es un fenómeno que se repite. Dicen ‘ah, es que eso no le importa a nadie’, y aquello que se dice a pequeña escala y que parece una nimiedad se empieza a volver una carga para una persona que quiere crear”.
En otro aparte del discurso mencionas a todos los que te han prestado plata y ropa elegante para los viajes, ¿te esperabas tanta resonancia con la película?
“Si un día me ves en la calle te darás cuenta de que yo no soy muy elegante que digamos. Además, hay una idea de que el cine es muy glamuroso, que es un arte lleno de alfombras rojas y donde uno se mantiene tomando champaña. Para nada, nuestro trabajo es estar en la calle hablando con la gente, estar mucho tiempo en silencio, trabajando en equipo. No hay tanto glamur como la gente se imagina. Trabajamos duro para estar en esos festivales y representar muy bien nuestras historias”.
La sinópsis de la película
“Cristina y Simón son dos amigos grafiteros de Medellín, una ciudad que lidia con las consecuencias de una historia violenta. Desafían su entorno cuando dteciden pintar un mural sobre una amenaza escrita en una pared”, es la descripción del filme.
La producción seguirá viajando por festivales internacionales y en el segundo semestre de 2019 (sin fecha aún definida) se estrenará en salas de cine del país.