Sin dejar de lado la contaminación que produce la disposición de excrementos, hay una situación que me cuestiona alrededor de la tenencia de animales y el ambiente: la problemática asociada a la reproducción continua de mascotas de raza, en la cual el ser humano manipula la reproducción de los animales y refleja la profunda desconexión que tenemos con la naturaleza y el antropocentrismo que nos caracteriza.
En esta situación específica el hombre reproduce algunas razas de animales de manera sistemática, e incluso crea nuevas razas para complacer las difíciles expectativas de sus futuros dueños. Las mascotas que han sido reproducidas de manera endogámica o los conocidos perros de diseño, los cuales empiezan a ganar fama mundial, sufren por los defectos genéticos que se ocasionan al ir en contra de la selección natural.
Cabezas bastante grandes, espaldas demasiado largas o inclinadas hacia abajo, hocicos muy cortos, mandíbulas muy pequeñas o muy grandes, mayor propensión a enfermedades, son algunos de los efectos de esta práctica, que les ocasionan a los animales dolores permanentes o dificultades para tener una vida plena.
Adicionalmente, existe una gran cantidad de animales en la calle que podrían ser adoptados; sin embargo, el deseo de tener una mascota “bonita” o de raza, elimina la posibilidad de darle amor y cariño a un animal que lo necesita.