- Publicidad -
A la diseñadora de la marca Rojo se le nota el alma de niña por encima. Una diadema plateada en el pelo revolcado, falda negra, medias tupidas, saco rojo tejido y una sonrisa casi constante demuestran un andar por la vida nada complicado. Ese estado inocente e infantil se refleja en la ropa que guarda en su almacén ambientado por Bob Marley; un pequeño muñequero.
El acento insinúa ascendencia española mientras explica cómo llegó al oficio. “El diseño, los textiles, todo viene desde mis ancestros, mi abuelo catalán vino aquí a trabajar en las textileras hace muchos años. Yo estudié diseño y coso desde pequeña.” No es solo Cataluña su influencia, “lo que influye mi diseño es la globalidad, yo viajo mucho y me interesan las etnias pero el resultado no se ve étnico, sino multicultural. Sobre todo me interesan las culturas indígenas que tienen tejidos en sus tradiciones. Me gusta estudiar la forma cómo elaboran las prendas porque yo también trabajo con técnicas constructivas, por ejemplo la moldería basada en cuadrados.” Las prendas son muy llamativas, hay mucho color y una increíble variedad de combinaciones, en telas, tejidos y texturas que juntas hacen lo que Nuria llama “una experiencia táctil”. Pero ella se niega a asociar todo este complejo al maximalismo y apresurándose a separarse de la corriente dice: “Cualquier ornamento que tengan las prendas forma parte estructural de la ropa, si tiene un calado siempre va a ser constructivo, no decorativo, pero se convierte finalmente en algo ornamental. Puede ser maximalismo porque claramente no es minimalista pero yo no pego adornos, el “pegotero” de cositas no es lo mío.” Lo que definitivamente sí es de ella es dejar ver la piel, de ahí tantos calados en sus diseños y telas como el tul. “El vestuario es una piel más que nos ponemos, por qué no invitar a la piel verdadera a formar parte del vestuario, por ejemplo una persona puede dejar ver su tatuaje a través de los calados o una persona blanca que se pone una pieza blanca se ve muy distinta de una persona morena con la misma pieza. Esa grafía se interpreta dentro de la prendas.” Se ve tanta libertad que es necesario saber si piensa que en el diseño todo se vale, “un creativo debe tener una identidad clave que se refleje no solo en lo que hace sino en una marca personal, que logre que la gente lo identifique y ya los productos van a salir solos. Cualquiera que vea una prenda Rojo sabe que es mía, siempre he manejado la misma técnica y se ha transformado en siluetas, color y bases de confección pero siempre hay una raíz en el sistema de construcción con tejidos. Yo corto las piezas una por una; cada vestido es una obra.” Después de otro vistazo al muñequero es imposible imaginarse mujeres por encima de 40 años vistiendo una prenda Rojo. Nuria asegura que no tiene un público específico y que viste desde niñas hasta mujeres muy adultas, novias hasta con sus madres y suegras. “Es una mujer clara, segura de sí misma con un cierto grado de sofisticación y dependiendo del color puede pertenecer a una tribu urbana u otra. Mi ropa de color oscura es muy rock and roll, pero la de tonos pastel puede ser para una barbie. Es un usuario que busca alternativas, que tengan aprecio por cosas hechas a mano y muy individuales.” Sin embargo está claro que las mujeres clásicas con un trabajo tipo oficina en el día a día no llevarían prendas así. “Son más de ocasión, pero puedes ver una niña con un vestido mío con tenis sentada en el piso del parque de El Poblado y tribus urbanas contestatarias utilizan mi ropa, o puedes ver una niña en una fiesta de 15 años, o en un matrimonio.” Al hablar de su inspiración sale a relucir el significado detrás del nombre Rojo. “Tengo una forma muy personal de diseñar y es basada en mi sensibilidad y mis experiencias. De hecho Rojo se llama así porque ha estado presente en mi vida desde que era pequeña, en mis creencias políticas, la pasión, relaciones con las personas, el amor, un montón de asuntos; el rojo ha sido permanente como color y significado. Nuria se dedica a sus diseños y cuenta que teje durante gran parte del día, pero además es docente de Bolivariana, universidad que la educó. Finalmente al pedirle algunas ideas sobre el estilo personal para el ciudadano común, se pone más filosófica. “Tener estilo es estar conectado con el yo interior, lo que yo soy lo expreso por fuera y en prendas puede ser el universo entero. Para cada individuo tener estilo debería ser diferente, lo que pasa es que vivimos en una ciudad tan clonada que muchas veces para las personas tener estilo es parecerse a… y es todo lo contrario, tener estilo es diferenciarse.” Empujarla más con su opinión del Sí y el No en el diseño o en el vestir no funciona, no se quiere comprometer, quiere la libertad de hacer lo que quiera. “Todo es posible, hay que respetar la individualidad, no hay Sí ni No. Hay cosas que yo no haría con mi ropa pero cada persona adopta su estilo personal. Yo nunca digo nunca porque mañana puedo pensar otra cosa”. Como los niños, vive más rico sin reglas. |
||
|
||
- Publicidad -