El señor de las orquídeas

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Como si se tratara de una perversión inconfesable, mantuvo en secreto durante varios años su afición por las orquídeas. “Tenía que cultivarlas al escondido porque si en esa época decía que me gustaban las matas …” No hace falta que siga: sus amigos y compañeros de colegio y de universidad hubieran dudado de su hombría, pues a mediados del siglo pasado Medellín sí que era dada a estigmatizar a quienes tenían gustos diferentes a los tradicionales, como si las flores solo fueran asunto de mujeres. Claro que de puertas para dentro de su casa, su hobby era compartido por su madre, Ligia Moreno, y alcahueteado por su padre, Jaime Posada Ángel, presidente de Everfit durante tres décadas.
Hoy Juan Felipe Posada es un experto: investigador, cultivador, distribuidor, juez, expositor y con un récord mundial de 300 híbridos registrados.

De Prado a Fizebad
El amor por esta planta que el sabio Humboldt registró durante el verdadero descubrimiento de América, nació en Juan Felipe el día que a su casa “llegaron unas matas que no sabíamos que eran, y resultaron ser unas orquídeas. Mi mamá y yo empezamos a cultivarlas y mi papá nos construyó un pequeño invernadero en la finca de mi abuelo paterno, en Caldas”. No sobra decir que Juan Felipe lleva el campo en las venas; “en mis vacaciones siempre me iba para una de las fincas de mis abuelos y regresaba la víspera de entrar al colegio o a la universidad”.
La afición por cultivar, observar y estudiar las orquídeas se afianzó cuando en los años 60 Everfit adquirió varias haciendas, entre ellas Fizebad. “Allí había una casa vieja, derruida”, recuerda Juan Felipe. “Mi mamá pidió permiso a la junta directiva de Everfit para que le dejaran arreglarla, llamó al arquitecto Eduardo Rodríguez, especialista en edificaciones coloniales, se construyó el pueblito de Fizebad y se reconstruyó la casa con cosas que le regalaban a mi mamá o compraba en demoliciones”. Entre los detalles, no omite decir con orgullo que “la mitad de las lámparas que hay en Fizebad las colgué yo”. Al inaugurarla, don Roberto Posada, miembro de la junta directiva de Everfit y cultivador de orquídeas, “le llevó de regalo a mi papá unas orquídeas muy bonitas y ahí se le empezó a despertar la goma”. Y gracias a esta goma del jefe del clan familiar, se montaron los invernaderos de Fizebad.

De palma a coco

El crecimiento definitivo vendría después, luego de Juan Felipe integrarse a la Sociedad Colombiana de Orquideología. Lograron conseguir para Medellín la sede de un evento que dio pie a la inauguración del Jardín Botánico en 1972: la Séptima Exposición Mundial de Orquídeas. Llegaron entonces a la ciudad las principales asociaciones y cultivadores del mundo, entre ellos Mister Powell, un californiano, quien al conocer los cultivos de Fizebad le propuso a Juan Felipe ser su socio, adquirir un terreno y montar un cultivo comercial. Así nació Colomborquídeas, hoy con una colección de más de 50 mil plantas.
No sólo importaban plantas sino que no había trocha o carretera que se abriera en Antioquia a la que Juan Felipe y su familia no entraran a recoger las orquídeas de los árboles talados. “Colectábamos orquídeas en montes y bosques y traíamos un camioncito taqueado de matas que los botánicos y taxónomos de todo el mundo venían a estudiar, nos ayudaban a identificar, las incluían en planchas de herbario y al regresar a sus países hacían publicaciones técnicas donde se mencionaba que esa planta estaba en Colomborquídeas.
La violencia del narcotráfico vivida en todo el país en los años 80 acabó el auge: “Los extranjeros dejaron de venir y se volcaron a Ecuador, país que hoy abastece el mercado que perdimos en esa época. Borraron a Colombia, a pesar de su biodeversidad”.
No obstante, Colomborquídeas, también como tantos otros frentes en este país, sobrevivió y hoy distribuye plantas en varias ciudades de Colombia y en Medellín a través de Guacarí, su local en el barrio Manila. En tanto, Juan Felipe, hoy Presidente de la Asociación Colombiana de Orquideología, alterna su inagotable hobby con la presidencia de Industrias Estra, donde trabaja hace 42 años.

 
     
 
 
 
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