Su mirada proyecta una transparencia, seguridad y serenidad poco comunes. Su voz, recia pero suave, y su figura, aunque baja, infunden respeto, ese mismo respeto conque trata a los demás, incluso en el combate. No es casual, estos distintivos tienen que ver con la disciplina oriental que practica hace 21 años y en la que se ha destacado internacionalmente: Karate Do.
A sus 25 años, Jose Guillermo Ramírez Gutiérrez, estudiante de noveno semestre de Ingeniería de Productividad y Calidad en el Politécnico Jaime Isaza Cadavid, es uno de los karatecas más destacados del continente. Acaba de coronarse como Campeón Panamericano de Karate Do, en Curazao, Venezuela, donde compitió con representantes de 14 países, y por estos días se prepara para alcanzar el oro en los XIX Juegos Suramericanos que se realizarán en Medellín del 28 de junio al 5 de julio. “Para mí es importante porque he ganado el Campeonato Centroamericano y del Caribe, el Panamericano y torneos abiertos en otros países, pero no la medalla suramericana”.
Sin embargo, su gran meta se sitúa en 2010, cuando pretende convertirse en campeón mundial de Karate Do en Belgrado y de paso en el primer colombiano en obtener esta distinción. “He quedado entre los 16 primeros en los mundiales de Finlandia y Japón pero no tenía la preparación y el fogueo que he tenido este año y que tendré el otro. Ese objetivo de ser campeón mundial lo tengo muy claro”. Así mismo sueña conque en octubre en Copenhague el karate sea incluido como disciplina olímpica: ese sería otro reto.
De viaje por el mundo
Desde 2001, este joven nacido en el barrio Santa Cruz, nororiente de Medellín, donde aún habita, ha cruzado con frecuencia las fronteras: Trinidad y Tobago, Venezuela, Ecuador, San Salvador, Brasil, Argentina, República Dominicana, Cuba, Finlandia, España, Francia, Japón y Estados Unidos son algunos de los países donde ha competido. “Me asombro con cada cultura pero siempre anhelo llegar a mi casa, saludar a mi familia, a mi novia y estar en la universidad”. El apoyo del Politécnico y su propia organización han posibilitado que los compromisos deportivos no afecten su carrera. “Estudio de 6 a 11:30 de la mañana y tengo clase de karate de 12 a 2; en las tardes trabajo en la academia de karate que bauticé con mi nombre; en la noche entreno de 6 y 30 a 9 y 30, llego a la casa, estudio y a dormir”.
En esta disciplina que le ha cambiado la vida se inició a los cuatro años, pese a su resistencia a quitarse los zapatos. “Mi papá entrenaba judo y karate y me insistía para que entrenara, pero yo le decía que me daba pena descalzarme. Con el tiempo entendí que no era eso sino que la clase en que él estaba era de adultos y yo no me sentía bien. Cuando vi una clase de niños me engomé mucho y me quité los zapatos. Recuerdo ese día porque tenía una sudadera azul y una camiseta blanca y el entrenador me dijo “tú eres cinturón azul” y yo, sin saber nada, dije que sí y me puso a hacer unas técnicas de las que yo no tenía ni idea. Fue muy chistoso y ahí empecé”.
Disfrute: el secreto de José Guillermo
Según el diccionario, el Karate Do es un “arte marcial japonés que se caracteriza por el empleo de golpes de puño o patadas y en el que se coordinan la fuerza, la respiración, el equilibrio, la postura, el correcto giro de cadera y el movimiento de extremidades”. Para Guillermo “es una felicidad porque te ilumina, te empuja, te ayuda a salir adelante, se impone en gozo, disfrute y pasión. Se basa en respeto, honestidad, disciplina y ganas. Todo eso lo llevo al combate, y al momento de ejecutar cada acción, cada técnica se vuelve un karate limpio y humilde”.
Por eso su consejo para los niños es que nunca pierdan la entrega y el gozo con el que llegan a las primeras clases. “Cuando crecemos a veces se nos olvida ese sentimiento y empezamos a hacer karate y otras disciplinas por presión, por un título, pero lo más importante es que no se pierda el disfrute. Si van a competir, que lo hagan con pasión porque ahí es donde está el placer de los deportes”.