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Del 10 al 14 de este mes con el Congreso Nacional, y el viernes 10 con una muestra cultural en la que participaron más de 30 países en el Parque de las Luces, Aiesec, asociación con más de 35 mil miembros en el mundo y que es catalogada por la UNESCO y la ONU, como la organización juvenil más grande del planeta, demostró que son los jóvenes quienes deben capacitarse para intentar el cambio, y que no existen fronteras para cumplir sueños y metas personales. En Colombia Aiesec cuenta con 17 comités en diferentes ciudades, de los cuales hay dos en Medellín, en la Escuela de Ingeniería y en Eafit. El liderazgo es la clave En el congreso de cuatro días realizado en el Hotel Nutibara el tema central fue la formación de líderes para ingresar a la vida laboral o para crear empresa. “Somos una organización estudiantil que pretendemos fomentar el liderazgo entre los jóvenes, de manera que se vuelvan emprendedores, personas responsables y uno de los medios para alcanzar eso es a través del intercambio cultural”, indicó July Alejandra Gutiérrez, Vicepresidente de Comunicaciones Aiesec Eafit. La magia del intercambio En el Global Village, feria paralela al congreso realizada en el Parque de las Luces, que sirvió como intercambio cultural para que algunos jóvenes se animaran a realizar la práctica profesional en otros países registrados a Aiesec, más de 1.100 visitantes pudieron disfrutar del ají mexicano, la tradición del fútbol de Inglaterra, la medicina oriental explicada por un hindú, la riqueza natural de Brasil, lo exótico de la cultura china, lo urbano de Estados Unidos y Holanda, entre muchos países más como Sudáfrica, Ecuador, Suiza, Omán, República del Congo y por supuesto Colombia. Los expositores de cada país, fueron extranjeros que se encuentran desarrollando su práctica profesional en Colombia, lo que demuestra el funcionamiento de la asociación e invita directamente a jóvenes colombianos a registrarse y pensar en hacer lo mismo en aquellos países. Ha sido tanta la compenetración cultural, que fue fácil escuchar al indú Harinder decir “parcero”, o a la brasilera Débora Basso que trabajó para una fundación en el Chocó, decir repetidamente “pues” con tono muy paisa, y en general ver a todos a gusto con lo que hacen y con la oportunidad dada en Colombia. “Queremos romper paradigmas y fronteras, que conozcan los países y sus culturas, los intercambios tienen muchas ventajas, yo ya llevo un año en Bogotá”, comentó Édgar Gómez, mexicano que realiza su práctica de finanzas en una importante productora de cerveza. | ||
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