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El 5 de diciembre deberán estar terminados los trabajos de reparación del templo de San José, frente al parque principal de El Poblado, iniciados el pasado 3 de septiembre. Esto significa que esta obra arquitectónica, considerada bien patrimonial de Medellín, adornada en su interior por pinturas del belga Agustín Goovaerts, estará a punto y reluciente para celebrar con sus feligreses las novenas y ritos católicos correspondientes a la Natividad. Así lo informan el Párroco de San José y Vicario de El Poblado, Monseñor Francisco Javier Tobón, y Guido Romero, arquitecto residente de la Fundación Ferrocarril de Antioquia, entidad encargada de la restauración del recinto religioso. Es la primera vez que la edificación, cuya construcción inició en 1903, es objeto de mantenimiento. Cien millones de pesos valdrá a la parroquia esta intervención, por lo cual está solicitando colaboración económica a diferentes empresas y entidades, pues, según lo afirma Monseñor Tobón, “hace mucho rato que la parroquia no está bien económicamente. Debido a la situación general, aumentan los fieles pero no las ofrendas”. Monseñor enfatiza en que lo más costoso dentro de este gasto extra de la restauración es el alquiler de los andamios, estructuras muy modernas que optimizan la labor de los arquitectos y 13 operarios especializados que trabajan en el lugar seis días a la semana. Tiempo más contaminación Los trabajos que se adelantan en el templo de San José consisten, según el arquitecto Guido Romero, en un mantenimiento de toda la fachada exterior, que comprende la nave principal y las dos laterales. “Se le está haciendo por primera vez una limpieza de toda la contaminación que ha tenido en su existencia y, además, se van a restaurar las puertas y ventanas de madera. También se repondrá una serie de ladrillos deteriorados por el paso del tiempo, se reemplazarán unas cornisas elaboradas en morteros de cemento y arena, y se van a hacer unos reintegros de los rebites, o sea el mortero que une un ladrillo con otro”. Es preciso resaltar que uno de los elementos que más ha afectado al templo a lo largo de las décadas es la contaminación, como lo explica el arquitecto Romero. “Por el hecho de estar tan cerca de la vía, el monóxido de carbono de los vehículos tiene muy impregnado el exterior del templo, está totalmente untado de hollín”. Por eso, después de la reposición de elementos, se va a consolidar la fachada mediante la aplicación de un producto químico para darle estabilidad a los ladrillos meteorizados por los años. En el estado en que están “uno les mete la uña y se viene el pedazo”, describe Romero, quien añade que, igualmente, “se van a recuperar los dos pináculos macizos de ladrillo que había en los extremos de la fachada principal, destruidos uno por el paso del tiempo y el otro por alguien que se subió en él”. En cuanto a las maderas de puertas y ventanas, “están bastante deterioradas por los rayos ultravioleta y la pintura ya no existe”. Su corrección consiste en restaurarlas y aplicarles productos inmunizantes e impermeabilizantes que resistan el paso de los años. La Fundación Ferrocarril de Antioquia destaca que la parte interior del templo de San José está en muy buenas condiciones, con excepción de algunas deflexiones del techo. Si bien estos “emburrados o caballos”, como se les conoce en el argot de la construcción, no ofrecen peligro, sí alertan sobre la necesidad de una pronta intervención que, al menos en esta etapa, no está contemplada. |
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