Luz Albina Posada, el nombre de esta mujer enamorada de los vehículos, parece una premonición al arte, como ella lo llama, de conducir el primer bus de cero emisiones que opera en la ciudad.
Luz Albina Posada se acerca a la estación UdeM del Luz Albina Posada bailando. Está por comenzar su jornada laboral y se le ve feliz. Ella lo corrobora al decir que se siente enamorada de su trabajo, pues no solo se encarga de conducir un bus con capacidad de transportar a 150 personas, sino que en el cuidado y la suavidad de sus maniobras está que los pasajeros lleguen bien a sus destinos.
Esta mujer, de 35 años, aprendió a conducir en un bus para 36 pasajeros. Tiene el recuerdo fresco y hace su labor con desparpajo, pues no cualquiera se animaría a mover de primerazo un vehículo de esas dimensiones. Pero su amor de siempre por los carros le dio el impulso necesario.
Son cuatro mujeres quienes hacen parte de la planta de conductoras de Metroplús, lo que para Luz Albina no es impedimento, por el contrario asegura que con todos hay un trato amable, tanto que se atreve a sostener que “trabajar con hombres es mejor”. En su opinión las habilidades al volante no están determinadas por el género, aunque sí siente que “quizá las mujeres tenemos algo, no sé si llamarlo temor o sentido del cuidado”, dice.
Cuando Luz Albina está en el habitáculo del bus concentra todas sus energías en las funciones que está desempeñando para prevenir cualquier novedad que se pueda atravesar en su camino, pues sabe que no se trata solo de ella sino del bienestar de los pasajeros y los demás actores viales.
Por el cuidado y la suavidad en su conducción, Luz Albina fue una de las seleccionadas para ser la primera conductora del bus eléctrico de servicio público que circula en el país y que opera en Medellín. “Es un orgullo y una responsabilidad”, dice. Desde que lo condujo supo que preferiría el eléctrico por su potencia y su suavidad, pues incluso en las lomas responde igual a como si estuviera circulando en plano. Lo único, advierte, es que se necesita más suavidad para aplicar el acelerador y el freno porque son mucho más sensibles.
Después de vivir varios años en Boyacá, Luz Albina regresó a la ciudad a acompañar a su hija Laura Vanesa, quien empezaría a cursar estudios universitarios. Hoy tiene 21 años, está en séptimo semestre de contaduría pública y dice sentirse muy orgullosa de su madre, una de las conductoras del primer bus eléctrico de Colombia.