¡Estudien, vagos!

Osos de científicos sin vocación, que perjudican la credibilidad de los que sí la tienen y se la juegan toda, rogando patrocinios, para realizar hallazgos en beneficio de la humanidad.

Existen momentos –puntuales por cierto- en los que me gustaría llamarme María Fernanda y apellidarme Cabal –locuritas temporales, muchachos-, a pesar de que la congresista sea una de esas amigas que nunca quisiera tener.

Uno de ellos es cuando la vagancia (la vaguedad) se apodera de mí. Y me da, por ejemplo, por bucear entre montones de “estudios recientes”, elaborados en prestantes universidades y publicados en revistas indexadas, que no sirven para nada.

Me gustaría, entonces, volverme grandotota y deslenguada como ella, para gritarles a la cara a tantas eminencias inútiles: ¡Estudien, vagos! (Con su mismo tonito de pellizco).
Son osos con los que muchos científicos sin vocación perjudican la credibilidad de los que sí la tienen y se la juegan toda, rogando patrocinios y estirando presupuestos, para realizar hallazgos en beneficio de la humanidad.

Van de muestra estos botones:

  • Según un estudio del Instituto Stein Eye de la Universidad de California, la gente mayor que se opera de cataratas no solo mejora la visión, sino que prolonga la existencia “porque puede moverse más y tomarse de manera correcta los medicamentos”. (¡Genial!).
  • Un grupo de investigadores del Hospital Karolinska, Suecia, luego de seguir durante años a miles de pacientes operados del corazón, encontró que los más ricos tienen 30 por ciento menos de probabilidades de morir. (Verdaderos sabuesos).
  • La revista Proceedings of the Royal Society publicó un informe en el que se recomienda la práctica del retrorruning –correr en reversa- para que el ejercicio sea más efectivo en los planes de adelgazamiento. Pero, advierte, entrenar de esta forma antinatural puede ser mortal, el atleta no ve por dónde va. (Eso sí es lógica).
  • Biólogos de la Ecole Nationale Veterinaire de Toulouse, Francia, descubrieron que las pulgas de los perros saltan 30 centímetros, mientras que las de los gatos, 19.5 apenas. (Qué fuerte).
  • En Journal of Mental Health apareció un estudio de la Universidad de Nottingham Trent y la Escuela de Negocios de Thiagarajar, India, que revela que la selfitis sí existe. Se da en aquellos que se autorretratan con frecuencia para publicarlo en las redes sociales. (¿Seguro?).
  • Miembros de la Escuela de Arqueología y Antropología de la Universidad Nacional de Australia hallaron que los aborígenes que vivían en las zonas frías usaban más ropa que los que vivían en las más calientes. (Dato que la humanidad esperaba).
  • El Departamento de Sistemas Complejos de la Universidad de Nagoya se ocupó en demostrar el origen del exceso de tráfico. El resultado: los embotellamientos se generan porque hay cientos de autos conduciendo lento. (¡Wow!).
  • El Centre for Forensic Imaging and Virtopsy de EUA, llegó a la conclusión de que las cervezas, esas amigas casi perfectas, tienen un aspecto que mancilla su buena fama: el envase. Si te dan con una botella te pueden causar más daño que con un puño. (¡Flop!).

ETCÉTERA: Todos los años, a comienzos de octubre, en la Universidad de Harvard, la revista de humor científico Annals of Improbable Research, entrega los Ig Nobel –una parodia del Premio Nobel- a las investigaciones descabelladas que dizque “primero hacen reír y luego, pensar”. ¿Pensar? Rabiar, guys, rabiar. (¡Estudien, vagos!)

 

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