La tarea para que un pez pique requiere más que una buena caña. Claves para disfrutar de una actividad que vuelve a crecer en afición.
Por Sebastián Aguirre Eastman / [email protected]
Si usted cree que los peces no le pican porque están llenos, está necesitando con urgencia la asistencia de un guía.
La riqueza hidrográfica de Antioquia constituye un destino ideal para la pesca deportiva. Documentos de la Gobernación señalan que si se unieran todos los afluentes hídricos del departamento en un solo río contínuo este tendría cerca de 150 mil kilómetros de extensión
Los municipios de El Peñol, Guatapé, San Rafael, Puerto Nare, Sonsón, Cocorná y los afluentes Playas, Jaguas, La Miel, Arma, Buey, entre muchos otros, son identificados por quienes llevan años practicando esta actividad y recomendados para quienes apenas inician o no tienen un destino claro.
“Es cuestión de suerte”: el peor error
Todo lo contrario: hay que estudiar muchos factores que inciden en que usted, en el agua, tenga éxito. Los peces, afirman los especialistas, tienen reacciones metabólicas a factores como la temperatura, el ph del agua o si está turbia, la luz de la luna o las lluvias. No tienen la sensación de llenura, simplemente reaccionan a estímulos de la naturaleza, comenta un guía como Luis Carlos Quiceno, experto en acompañar grupos a diversos lugares de la geografía antioqueña y nacional, y un aficionado como Simón Posada, quien desde hace muchos años asumió esta actividad como su principal escape a la rutina en sus labores como periodista.
Este es el conocimiento que todo pescador deportivo debe tener antes de emprender una aventura; cualquier otro comportamiento es el de un pescador recreativo, ocasional.
Quiceno señala que hay que saber elegir el lugar de destino, qué especie se desea pescar, qué tipo de vara se requiere, cuál señuelo emplear, qué prendas hay que vestir, cuál será el medio de transporte. Eso, explica, es la pesca deportiva.
“Es meterse al agua, caminar en ella, nadar; caminar en el monte, encontrarse con un animal, una flor, un pájaro, sentir el susto porque se le pegó un animal en la vara y no supo qué fue, rasparse, ensuciarse, sacar cualquier cosa que llevó, un sánduche, y comérselo con un hambre terrible. No es llevarse una nevera con hielo y una caneca, coger una varilla y un arpón, y echarlo todo allí. Eso no es deporte”.
Ambos guías advierten que el deportivo se toma una muy buena foto o graba un video y devuelve el animal al agua, aunque Simón Posada reconoce que en ocasiones, y dependiendo del lugar elegido, sí hay finalidad alimentaria.
Los mejores sitios en Antioquia y cercanías
Posada cuenta que cerca a Medellín hay lugares en los que el visitante puede pagar para pescar en lago, como El Gaitero, en Sopetrán, o Lago Azul, en Las Palmas, y en los que cobran por libra de tilapia, sábalo o arapaima (también llamado pirarucú).
Al norte, el municipio de Belmira es famoso por la trucha. Incluso, la Alcaldía, afirma Simón, realiza cada año un torneo en el que sueltan cientos de ejemplares al río que lleva su mismo nombre.
El Oriente ofrece diversas opciones. La más popular es la represa de Guatapé, entre este municipio y El Peñol. Este destino es exigente, porque requiere de mucho estudio previo para tener éxito, incluso algunos días aseguran al que va por primera vez no le suele ir bien. Allí se pesca mucho bass, que muchos suelen confundir con trucha, anota Posada.
En la misma ruta de Guatapé, a una hora de allí, se encuentran: San Rafael, donde se halla la sabaleta, que para algunos pescadores es una presa bastante esquiva pero eso justamente es lo que la hace más atractiva.
En ese municipio hay dos embalses muy concurridos: Jaguas y Playas, que son las mismas aguas de Guatapé, pero que por la temperatura, un poco más fría, permite la presencia de otras especies, como la mojarra y el pavón o tucunaré. Estos últimos peces no deberían estar allí, pues “es una especie del Orinoco”, pero desconocidos llevaron algunos ejemplares -lo cual está prohibido- y ahora son la codicia de los deportivos.
Otros lugares predilectos por los pescadores son los ríos Arma y Buey, en los límites entre Caldas y Antioquia, por los municipios de Sonsón, La Dorada y Norcasia, con la sabaleta como objetivo. Por la misma zona se encuentra el río La Miel, con picudas, mueludas o doradas y mojarras. Más lejos de Medellín, el río Nare dispone de estas mismas especies y en Puerto Berrío hay muchos vertientes del río Magdalena que son muy buenas opciones, apunta Quiceno.
En todos estos lugares es posible alquilar botes y hay servicio de guías para emplear tiempo y dinero con mayor eficiencia.
“La pesca como pasión y como deporte, si uno lograra entenderla y vivirla, hace parte del crecimiento de las personas como sabiduría. Le genera a uno algunas necesidades y otras más dejan de ser tan necesarias. Es darse la oportunidad de encontrar un mundo diferente con la excusa de coger una vara y pescar”, cierra Quiceno.