Vivir en El Poblado inicia hoy una campaña para tocarle el corazón. Y el riñón, el pulmón, el hígado, los tejidos. Una campaña para darles oportunidades de salud y vida a quienes las esperan hace años.
No donamos. Por razones culturales, religiosas, sociales, de carencias de información, la tasa de donantes en Colombia ni se compara con el promedio latinoamericano. Imperan mitos, prohibiciones y consideraciones de respeto, incluso estéticas, por el cuerpo y, bajo ese contexto de posiciones contrarias, en una tasa basada en un millón de habitantes, en todo el país encontraremos 7.2 donantes.
Medellín, ciudad pionera en este tipo de procedimiento, acumula entre los especialistas una experiencia de 42 años en trasplantes y la ciudadanía tiene cultura de donación: 22.3 por millón de habitantes, cercano al comportamiento promedio en Latinoamérica. No obstante, alertan en el gremio, la población nacional inmigrante, con otros puntos de vista, está marcando un impacto negativo en los índices. España es el modelo mundial con 46.9 donantes por millón de habitantes.
Por Ley, en Colombia todos somos donantes, pero el proceso no debe provenir de una obligación al ciudadano; debe derivar de un gesto de amor a los demás. Así lo promueven las religiones.
Todas las posiciones se consideran, pero lo que hoy propone Vivir en El Poblado, con el inicio de la campaña Vivir. Donar. Vivir, es la mirada desde la ciencia, que expresa un argumento en apariencia obvio, pero no tan de uso corriente: como órganos y tejidos pierden su función con la muerte, solo extenderán su sentido y valor si están activos en el cuerpo de otra persona. Un cuerpo necesitado. Hasta 55 pacientes se pueden beneficiar del aporte de un solo individuo.
Proponemos la expresión máxima del altruismo consistente en aportar segundas oportunidades para los demás. Un tema para dialogar en familia, establecer acuerdos y honrar la voluntad expresada, a pesar del dolor al instante del fallecimiento.
Estamos de acuerdo con el sector médico cuando plantea que la donación no debe provenir de una obligación al ciudadano, contando con que por Ley en Colombia todos somos donantes potenciales, sino que se debe derivar de un gesto de amor a los demás, justo como lo promueven las religiones.
En Vivir en El Poblado hacemos un reconocimiento a la comunidad médica, a los donantes en vida, que deciden someterse a una cirugía en favor de la salud de otra persona, y a los familiares que le dieron continuidad a la intención de su ser querido y tomaron la decisión en pleno umbral de la muerte.
Además hacemos un llamado al corazón: hoy cuatro pacientes están en lista de espera en Antioquia para recibir una donación. Y un llamado al pulmón: seis pacientes en lista. Y otro llamado al riñón: 295 personas esperan una nueva oportunidad.