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La respuesta es simple: comida. Comida grasosa, calórica y deliciosa.
Los sitios para comer después de la rumba tienen algo en común; gente ebria, mujeres con el maquillaje corrido, baños con fila en espera y comida económica. ¿La calidad? Habrá que volver sobrio para confirmarlo. Pero lo principal es que ayudan con el guayabo de la mañana siguiente, que están abiertos más tarde que la mayoría de bares y discotecas y que sus butacos, a piernas cansadas de tanto bailar, sientan maravillosamente bien.
Juancho’s: Legendarios perros calientes, hamburguesas con guacamole, perras, el submarino y tocineta, mucha tocineta. Además, maicitos, (maíz tierno desgranado) en crema de leche; plato que definitivamente debe ser pedido especial… con más tocineta. Juancho’s está abierto de jueves a sábado hasta las 6 am y cada cliente es despedido con la ya conocida expresión del mismísimo Juancho “Con muuucho gusto”
Rapidogs y Maiz-Taco: Los perros de rapidogs son de menor tamaño y con menos toppings pero son el complemento perfecto para la comida rápida mexicana. Taquitos y burritos con guacamole, crema agria, pico de gallo y lechuga.
El Trío: Ubicado a la entrada del parque Lleras, como su nombre lo indica, tiene tres especialidades para satisfacer estómagos hasta las 4 am todos los viernes y sábados. Pero son sus asados lo que más llaman la atención. Si el viernes ya se fue de parranda y comió perro, el sábado puede variar y comer chuzos o planchitas de res, cerdo y pollo por supuesto con el complemento sagrado: papitas fritas y gaseosa.
Bodegones: Para rumbas que no terminan en la madrugada El Bodegón de la Frontera y El Bodegón de Sachi ofrecen sánduches y delicias de charcutería; quesos, carnes frías, aceitunas. Comidas más ligeras para noches de tragos más livianas.
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