El periodista y escritor español Javier Moro es uno de los invitados a la Fiesta del Libro y la Cultura Las formas de la memoria, una visita antecedida por el lanzamiento mundial de Mi pecado.
Por: Claudia Arias Villegas / [email protected]
El mundo del cine le es afín, pues Javier Moro ha trabajado como guionista y productor. De hecho, vivió cinco años en Hollywood, por eso no resulta extraño que su nueva novela Mi pecado cuente la historia de la actriz española Conchita Montenegro, quien desembarcó en la meca norteamericana del cine en 1930 con apenas 19 años. Allí, gracias a su belleza, inteligencia y personalidad, logró abrirse un espacio entre las estrellas del momento.
De la lejana India, país que alberga muchas de las historias de Moro, viajamos a Estados Unidos, lo que no cambia es su amena narración y el protagonismo femenino encarnado en una mujer cautivadora. Sobre este y otros asuntos entrevistamos al escritor español.
Nos ha tenido acostumbrados a Asia, a la India en particular, y también a América del Sur, ahora nos lleva a Hollywood con Mi pecado, ¿cómo se dan estas elecciones?
“Porque el lugar, el escenario de la historia, no es lo fundamental. Lo realmente importante son los personajes, y tener entre manos lo que llamo ‘una buena historia’, que tenga interés. Una buena historia, eso es lo difícil de conseguir. Porque yo novelo historias que han ocurrido, procuro contar desde dentro lo que los historiadores cuentan desde fuera”.
Ha escrito sobre personajes españoles, pero por fuera de su país, leí que no había llegado la inspiración para escribir una historia en España.
“Es que a mí me gusta mucho viajar, y escribir un libro es una excusa para viajar. Explorar paisajes, descubrir mundos desconocidos para mí, adentrarme en sociedades exóticas, conocer gente nueva, todo eso me motiva, forma parte del placer de escribir un libro, que por otra parte es una aventura larga, ardua y solitaria. Siempre pienso que ya tendré tiempo de escribir una novela cuyo escenario ocurra enteramente en España, pero por ahora prefiero seguir descubriendo mundo”.
Uno encuentra en usted una fascinación y también reservas hacia la India y su cultura. ¿Qué podemos aprender de ese país y qué sigue anclado en el pasado?
“Con la India mantengo una historia de amor y odio. Esa fascinación existe, y nunca decae, a pesar de los cambios que experimenta la India, y que son muchos. Pero es cierto que hay cosas que me repelen: el castismo, por ejemplo. Aunque está oficialmente eliminado, el sistema de castas sigue vigente en la mentalidad de la gente, sobre todo en el mundo rural. Los indios de clase media son gordos, están sobrealimentados, y no tratan bien a los pobres, a sus sirvientes, por ejemplo. Me gusta la India de los campesinos, la India profunda y rural. La India de la gente delgada. Me gusta ver los campos de la India, y esa manera de caminar de las campesinas, que, a pesar de su pobreza, tienen una elegancia natural”.
Usted es un escritor muy prolífico, además hace periodismo y se embarca en novelas muy investigadas y de largo aliento, ¿cómo maneja el tiempo?
“Básicamente mi trabajo se divide en tres partes: la investigación, la escritura y la promoción. En total, el proceso me lleva unos tres años. En la escritura propiamente dicha, procuro seguir un método. Me levanto pronto por la mañana y las tres primeras horas son las más creativas porque estoy descansado y con la mente alerta. Luego me voy fatigando a medida que pasa el día, de manera que en las tardes suelo corregir lo que he escrito por la mañana. Estos libros son ejercicios de concentración intensa en un largo periodo de tiempo. Es como una carrera de fondo. La rutina ayuda”.
Ahora que promociona su nuevo libro, ¿se concentra totalmente en ello o empieza ya a explorar e imaginar uno próximo?
“Cada vez me cuesta más encontrar buenas historias, quizás porque uno se hace más exigente con el tiempo. Pero en esto de la escritura, uno nunca se relaja del todo. Siempre se cavila, se busca historias como un cazador busca una presa… Estás al acecho porque puede venir de cualquier lado: por una conversación con un amigo, un artículo del periódico, un personaje de un libro…”.
En su literatura hay gran protagonismo femenino. Hablemos del cambio del rol de la mujer. ¿Ha cambiado ser mujer en la India o el cambio es más en occidente?
“También he escrito sobre personajes masculinos, como Pedro 1º, el emperador de Brasil en El imperio eres tú, pero encuentro que los personajes femeninos son más sofisticados, más complicados y contradictorios y por eso más interesantes. La situación de la mujer rural en la India es terrible: ‘pertenece’ a la familia del marido. Creo que en aldeas tiene más valor una vaca que una mujer. En las ciudades es distinto, están emancipadas”.
¿A dónde viajará ahora, tanto en su literatura como en su vida real?
“Creo que volveré a la India”.