Íconos de la cocina local: Pepita Restrepo
Los 40 y tantos años que lleva Pepita Restrepo haciendo bizcochos, empezaron en el colegio cuando los hacía para los cumpleaños, días de la madre, y otros eventos de sus amigas y familiares.
Sus primeros ensayos de tortas los regalaba y de muchos encargos no cobraba ni los ingredientes, hasta que vio la posibilidades de hacer de los bizcochos un negocio. Dice Pepita que el primero que vendió, lo cobró a 50 mil pesos, una suma exorbitante para la época. Con dos clases de repostería y mucho tiempo de práctica, alcanzó esa perfección del detalle en azúcar que sus clientes tanto admiran. Durante años las decoraciones de sus tortas han sido tan exitosas como el mismo bizcocho de novia que se esconde bajo ellas. Con el tiempo, las costumbres clásicas han cambiado: las novias quieren decoraciones coloridas, figuras creativas, diseños geométricos y expresiones de alegría muy personales, aunque son las novias más tradicionales las que buscan a Pepita para las orquídeas, lirios japoneses o rosas sobre un bizcocho cubierto en fondant. Pepita también se encarga de la cristalización de la fruta, requisito fundamental del bizcocho de novia, el cual, asegura, es la opción más elegante que debe mantenerse vigente para matrimonios. Los de chocolate funcionan mejor para cumpleaños o primeras comuniones.