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Acroyoga, una novedosa variación del yoga tradicional
Justin Caruso dejó Estados Unidos para hacer un recorrido latinoamericano enseñando acroyoga. Así fue como terminó en Medellín, enamorado de la ciudad y con ganas de quedarse.
Acroyoga es una actividad física que combina las posturas del yoga, con el equilibrio y el distanciamiento del suelo de la acrobacia. Además incluye elementos del masaje tailandés convirtiéndola en, más que un ejercicio, una terapia de relajación, y según Caruso, emocional.
Todas las partes del acroyoga se hacen en parejas. La primera parte es el masaje tailandés que consiste de presión y estiramiento de las líneas zen (líneas de la energía humana que tienen lugares específicos en el cuerpo). El masaje abre estas líneas para sanar dolores físicos y del alma.
La segunda consiste en vuelos terapéuticos. Justin utiliza la palabra vuelo para describir la elevación del piso de una persona por medio de los pies de su pareja que se encuentra en el piso. Cuando la persona que está en el aire se siente tranquila y confiada de su posición, empieza a recibir el mismo masaje tailandés pero en el aire. Para esto la persona que está en el suelo no tiene que tener más fuerza que su pareja, solo debe entender dónde y cómo ubicar sus pies para que el equilibrio y las piernas hagan todo el trabajo sin mayor esfuerzo. La segunda parte son los vuelos de acrobacia que sí requieren más fuerza, experiencia y confianza entre las dos personas.
Entre los beneficios de esta actividad Justin dice que no solo es el masaje, ni las posturas de yoga, lo que beneficia al cuerpo. El acroyoga permite conocer mejor el cuerpo propio y el de la pareja, se da un intercambio energético entre las dos personas y por ende la conexión entre ambas personas se intensifica.
Justin empezó a estudiar yoga hace 12 años, y acroyoga hace aproximadamente tres años con los californianos que inventaron este estilo en 2004. Ellos, como Justin, también recorren el mundo enseñando esta práctica. Caruso alcanzó a visitar Puerto Rico, México, Ecuador y Colombia. Quedaron pendientes Chile, Argentina y Brasil pues Justin prefirió quedarse más tiempo aquí. Por estos días regresó a Estados Unidos pero en unas pocas semanas estará de nuevo en la ciudad para compartir sus conocimientos.
Las clases de acroyoga se dan en sitios de yoga locales donde se programan cursos de una semana o un fin de semana. Pero además hace sesiones semanales gratuitas en parques de la ciudad o el Jardín Botánico, para que más personas se encarreten con el tema, y los novatos puedan practicar lo aprendido. Tanto las clases como las sesiones gratuitas empiezan con cantos mántricos para conectar la energía del círculo.
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