Tomás González, de los González de Envigado

Pienso que era imposible no cruzarme en la vida con la obra de Tomás González. Lo primero que leí de él fue la novela Para antes del olvido, de ese título a hoy, podría decir que he leído toda su obra; principalmente, porque hace algunos años, en un club de lectura que creamos Gerardo Pérez y yo en Otraparte, le dedicamos dos años a visitar todos los textos que Tomás González ha publicado a lo largo de su carrera. El club de lectura se llamaba Como Tomás por su Casa, porque ¿dónde más lo íbamos a leer con tanta dedicación? Por supuesto, en Otraparte.

“Es muy halagador todo lo que dicen sobre mi obra. Estoy tan contento. Yo soy de pocas palabras y ahora estoy de menos palabras”, le dijo Tomás González a los jurados y a la ministra de las Culturas, las Artes y el Patrimonio de Chile al momento en que le anunciaron que había sido elegido ganador del Premio Iberoamericano de Narrativa Manuel Rojas 2025, además es el único colombiano, hasta ahora, que ha ganado este reconocimiento.

Me es difícil pensar en un solo título para destacar de su obra, más aún cuando he pasado por cada uno de ellos. Si me voy por los cuentos podría decir que Verdor es el que más me ha gustado; si elijo sus poemas, pensaría en Zarzal, y si busco en sus novelas creo que la elegida sería Las noches todas.

Aunque La luz difícil sea su obra más destacada, Las noches todas está en mi corazón, así como él está en sus jardines, su soledad, su silencio, su elección de tratar de ver el menor número de humanos posibles en los últimos años, porque tal como nos respondió en un correo a quienes hacíamos parte del club de lectura en su honor: “Les agradezco mucho por leer mi obra, pero prefiero seguir escuchando las guacharacas en las mañanas y los currucutú en las noches”.

Años después, y justamente hace poco más de un mes, le escribí para extenderle una invitación a un evento donde querían contar con su presencia y su respuesta fue similar, esta vez con más precisión: “Había decidido tener menos contacto con las personas y hasta ahora le había ido bien con eso”. Nada más respetable y comprensible, además de admirable. Así es Tomás, tal como él lo menciona, de pocas palabras, ya su obra habla por él de tal manera que le permitió recibir este reconocimiento, más que merecido o como me dijo José Zuleta Ortiz cuando le compartí la noticia sobre el premio: “Nada más justo”. De acuerdo contigo, querido Pepe.

Pero Tomás González lleva un buen rato sin publicar, lo último fue Asombro, un libro tipo ensayo en el que hace un recorrido por toda su obra, donde la comenta, la analiza y nos muestra aspectos que quizá ya intuíamos al leerlo, pero que viniendo de él mismo lo hizo un libro especial, es como un punto y coma de su obra, una pausa para seguir.

Justo este año conoceremos su regreso a la escritura, publicará un libro de cuentos que en lo personal espero expectante para seguir en este viaje por su obra, su mirada, su forma de envolvernos sin mucha complicación.

Tenía que escribir esto, tenía que hablar de Tomás González en este espacio, tenía que seguir con esta intención de seguir diciéndole a otras personas que por favor lean a este autor que no ha tenido que decir que es sobrino de Fernando González, incluso frente a esto hubo un gesto muy bello de Tomás, en una entrevista para un medio de España, habló de su tío como su amigo, es muy especial este hombre. Él por su cuenta ha hecho un maravilloso trabajo para permitirnos conocer sus historias.

Agradezco a las personas que nos acompañaron en el club de lectura Como Tomás por su Casa. Hoy muchas de ellas nos seguimos encontrando para leer otras autoras, pero ese viaje literario por su obra se quedará en el corazón.“¡Cuántas veces bajo los cuerpecillos feos y sin gracia se esconden almas y corazones más delicados que bajo los cuerpos apolíneos de muchos de los señores de los Palacios y del Oro!”. Para antes del olvido de Tomás González.

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