La ciudad de Medellín es la segunda urbe más importante de Colombia; basados en su población e integrando además su área metropolitana, supera los cuatro millones de habitantes establecidos en una extensión territorial de 1.165.5 km².
En esta pequeña subregión de Antioquia, que solo mide 60 km de longitud paralela al río Medellín o Aburrá, hemos visto en los últimos años que sectores como el turismo, el entretenimiento y la innovación posicionan a la ciudad metropolitana como un territorio referente y de interés en el mapa internacional, incrementando los índices de visitantes, la inversión extranjera, la ocupación hotelera y la derrama económica en uno de los mejores momentos de su historia.
Este reconocimiento global de Medellín se constituye en un ancla efectiva, la de las oportunidades, para nuestra subregión del Oriente antioqueño, con sus cerca de 700.000 habitantes. En consecuencia, temas de alta importancia en la agenda local de la ciudad deberían tener eco, potenciarse y articularse al mismo tiempo en nuestros 23 municipios de Oriente.
A manera de ejemplo, según estadísticas recopiladas por Migración Colombia, se espera que la capital antioqueña pase de recibir 1.3 millones de turistas extranjeros en 2024 a 1.8 millones en 2025. Desafortunadamente, este aumento de visitantes no parece ser aprovechado en la misma proporción por parte de la oferta local de servicios.
Referencias digitales de turistas en Medellín indican que la ciudad puede conocerse en 24 horas y seguir el itinerario hacia otras regiones del país; fuentes de ProAntioquia establecen que, en promedio, la estadía de un visitante extranjero en la ciudad es de solo cuatro días, en comparación con ciudades como San José de Costa Rica, que es de 10 días, gracias a su efectiva integración de itinerarios con poblaciones anexas a la capital.
Lo anterior ya representa un llamado a la conversación para trazar nuevas rutas de atención a dichas oportunidades; Medellín necesita entonces del Oriente antioqueño y viceversa. El vínculo físico está siendo materializado gracias a la concesión Túnel Aburrá Oriente y su reciente intercambio vial del aeropuerto José María Córdova; de esta manera habrá que seguir tejiendo estrategias de conexión entre ambas subregiones, desde lo público y lo privado, que unan y muestren las múltiples posibilidades que presentan los 23 municipios de Oriente a la oferta de una ciudad ancla como Medellín, que enhorabuena tiene su turismo asegurado.
La preocupación actual ya no es atraer visitantes, sino que, dependiendo de nosotros, lograr una mayor prolongación de su estadía a través de una estratégica exhibición de las oportunidades en el Oriente; en consecuencia, se hace estratégico un mayor posicionamiento bilateral y múltiples transacciones entre la oferta y la demanda, de la mano de una efectiva planeación y control responsable de nuestro agitado crecimiento territorial.
Que sea pues bilateral la generación de oportunidades: que hablar de moda, floricultura, negocios, innovación, entretenimiento, deporte, turismo, entre otros tópicos, no sea solo hablar de Medellín, sino de la región Antioqueña.