Los visitantes de la finca Las Chispas, ubicada en la vereda El Rosario, del corregimiento de Santa Elena, en el extremo Oriente de Medellín, se pasean entre agapantos, siemprevivas, coronas de obispo, margaritas, mantos de la virgen, lupitas, billeteras, pompones, claveles, clavellinas o botones – todos los anteriores nombres comunes o populares de las flores que se cultivan aquí -, y también algunas legumbres como zanahoria y lechuga o frutales como lulo y mora.
Y es que en Medellín se puede pasar un día entero disfrutando de las flores en las fincas silleteras. Es el caso de Las Chispas, un lugar enclavado en las montañas antioqueñas, cuya arquitectura da cuenta de la historia del mismo Desfile de Silleteros, emblema no solo de la ciudad, también de Antioquia por 68 años. Allí las flores, naturaleza y tradición se unen para el deleite de todos.

Las Chispas es una finca-hotel con capacidad para recibir grupos grandes, dice Lina Patiño, “ya sea de 40, 80 y hasta 100 personas. Aquí la invitación es a vivir una experiencia única; poder conocer, de primera mano, la magia que encierra la bella costumbre antioqueña de los silleteros”, explica.
Lina es una heredera de la tradición silletera. Cuenta que la finca lleva su nombre de una flor nativa de Santa Elena, la cual se utiliza en las silletas tradicionales.
“Las chispas simbolizan energía, alegría, color y luz”,
precisa.
Infinidad de posibilidades
La experiencia en una finca silletera va más allá de las flores. Santa Elena, “edén en primavera”, corregimiento en donde la tierra es propicia para el cultivo de flores, por su clima frío, también ofrece la opción en estos espacios para hacer caminatas ecológicas, prácticas de yoga, compartir un picnic y hacer infinidad de celebraciones. Algunas fincas ofrecen también el servicio de hospedaje, como es el caso de Las Chispas, aunque esta opción depende de cada lugar.
$330 millones
es la inversión que se tendrá en el desfile número 68 de los silleteros de Medellín.
En este lugar, todo empieza con el armado de una silleta tradicional. Su padre, don Heriberto Patiño Grisales, es el encargado de mostrar y narrar el proceso. Los visitantes pueden hacer parte del montaje de la silleta; y, al finalizar, hasta la pueden cargar y hacer el respectivo recorrido.
La experiencia incluye también el recorrido guiado por la finca, la oportunidad de conocer y observar de cerca los cultivos de flores y hierbas aromáticas. Y hasta una sesión de fotos con las silletas tradicionales, la posibilidad de capturar un recuerdo inolvidable.
Sin lugar a duda, las fincas silleteras son los emprendimientos de los habitantes de Santa Elena que, en los últimos tiempos, han permitido ofrecer una nueva experiencia, con las flores, a propios y visitantes. Esta actividad tiene su mayor acogida los fines de semana, por la dinámica propia de la ciudad, y especialmente en los meses de julio y agosto. Sin embargo, lo cierto es que durante todo el año los silleteros están listos para ofrecer el servicio.
“Realmente es un trabajo de esmero y dedicación el de nuestros silleteros para recibirlos en sus fincas. Los invitamos a visitarnos todo el año, permítase conocer de esta tradición de la mano de sus protagonistas”.
Mauricio Londoño, presidente CO.SS.E -Corporación de Silleteros de Santa Elena.C
