El banco está en el top mundial de buena prácticas en sostenibilidad del sector financiero. ¿Cómo logra evolucionar el concepto más allá de la movilidad sostenible?
Por Daniel Palacio Tamayo
Estar entre los cinco bancos más sostenibles en el mundo se ha convertido en materia de orgullo para Bancolombia. De acuerdo con la última medición, solo fue superado por compañías de Australia y de Nueva Zelanda; es decir, explica el director de Sostenibilidad de Bancolombia, Franco Piza, están por encima de la banca europea y norteamericana en uno de los sectores más competitivos. La filosofía de ser sostenibles que los ha llevado a ser calificados con notas sobresalientes en el mundo, consiste, según Piza, en la “generación de valor compartido que se les distribuye a clientes, proveedores, comunidades, inversionistas y empleados”.
Cuando se habla de sostenibilidad en Bancolombia se entiende en un sentido amplio que marca la ruta del direccionamiento de la compañía. “En aspectos básicos las conversaciones son alrededor del comportamiento ético. No se trata de mayores utilidades sino el cómo se alcanzan y esas utilidades qué transformación social tienen”, explica Piza quien agrega que eso se traduce en la adopción de buenas prácticas también para los más de 18 mil proveedores, los colaboradores, el gobierno y los demás grupos de interés. “Es llevando legalidad y oportunidades de negocio en la formalización”, explica el directivo de la compañía.
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“El gran retorno de la responsabilidad social es la misma viabilidad de las empresas, porque en entornos donde haya violencias o pobrezas, las empresas no son viables”
Nicolás Molina, profesor UPB
Igualmente, explica Piza, al interior de la compañía se adelantan diferentes estrategias para ser coherentes con la responsabilidad ambiental y que de paso se tenga un ahorro y una mayor rentabilidad gracias a la cultura organizacional para reducir el consumo de agua y de energía, el manejo de los residuos y cómo se planean los viajes en la ciudad.
Nicolás Molina, profesor de responsabilidad social de la UPB, explica que en el anterior modelo estas acciones se vinculaban con actividades filantrópicas de la compañía. “Hoy en día la responsabilidad social se debe entender como una relación de identidad, es decir, todas las acciones de una organización deben ser acciones de responsabilidad social”, buscando una articulación de alternativas de solución a problemas de movilidad, seguridad, hábitat, entre otros, pues según Molina “las organizaciones necesitan una sociedad sana para poder existir y una sociedad sana, necesita empresas sanas, pues estas generan empleo, riqueza (sin atentar ambiente o la sociedad) e innovación”, concluye.
El profesor Molina agrega que la sostenibilidad se integra a las decisiones de la compañía para construir una gobernanza que genere impactos positivos y se traduzca en una gerencia responsable social y ambientalmente.
“El gran retorno de la responsabilidad social es la misma viabilidad de las empresas, porque en entornos donde haya violencias o pobrezas, las empresas no son viables. La empresa debe participar en la viabilidad social, ambiental, y económica de los entornos por su propia viabilidad”, asegura Molina.
¿Cómo aplicar la sostenibilidad a las comunidades?
En la misma dirección de empresas más responsables socialmente, en el país ha tomado fuerza Sistema B, que busca que las empresas ayuden a promover desde sus negocios la resolución de las problemáticas, a pensar en el otro y sus beneficios desde la toma de decisiones, así sea desde una entidad privada.
“Las únicas variables no son las variables financieras, el éxito de los negocios no se mide solo desde lo financiero, sino ambiental y social; eso atrae y retiene talento”, explica Piza.
Para el experto, aún hay mucho por hacer en la materia. Cada organización, desde un colegio se puede integrar con padres de familia y la comunidad para trabajar en solucionar lo que nos afecta a todos “con un nivel de respuesta en lo comunitario”, pero que también se podría aplicar al gremio comercial o gastronómico.
La última semana de noviembre se realizará en Medellín el encuentro de “empresarios B” en el que se compartirán experiencias de cómo se resuelven problemáticas en cada uno de los países de la región al tiempo que se generan propuestas de valor para sus negocios.
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