En vida hermano, en vida

Uno de los poemas escritos por la mexicana Ana María Rabatté se titula En vida hermano, en vida, este se me vino a mi mente a raíz de la muerte del Papa Francisco, hace ya poco más de un mes.

Y es que pareciera que el fallecido Pontífice adquirió mayor popularidad luego de su deceso. En efecto, las búsquedas digitales sobre su vida y obra aumentaron un 3.650 % (según la plataforma Mdtech News).

Sus libros también presentaron un incremento en ventas: Esperanza, su autobiografía (la primera escrita por un Papa en ejercicio), ocupó el primer lugar en Amazon a pocos días de su muerte. La obra estaba destinada a ser publicada después de su fallecimiento, pero por decisión del propio Francisco y a raíz de la declaración de 2025 como el año del Jubileo de la Esperanza, se adelantó su publicación.

El Loco de Dios en el Fin del Mundo, libro del español Javier Cercas, en el cual conversa con el Papa durante un viaje de este último a Mongolia, también se disparó en ventas, al igual que las encíclicas Laudato sí y Dilexit nos.

Algo parecido ocurrió con la película Los dos Papas, que revivió su audiencia en las plataformas de streaming, así como con los documentales sobre su vida y obra.

Un fenómeno similar ocurrió tras la muerte de Mario Vargas Llosa, fallecido pocos días antes de Francisco.

Solo en Perú hubo un aumento del 50 % en las ventas de sus principales obras, destacándose Conversación en la Catedral y la más reciente Le dedico mi Silencio. Medellín no fue ajena a esta situación y dentro del club de lectura tuvimos dificultad para adquirir La Fiesta del Chivo (el libro del mes en homenaje al premio nobel peruano).

En junio de 2009, tras la muerte de Michael Jackson, solo en los Estados Unidos, las ventas de sus discos pasaron de diez mil copias en la semana previa a su deceso, a cuatrocientas veintidós mil en la semana terminada después del mismo.

Por su parte, la muerte de George Michael en diciembre de 2016, generó un aumento en descargas de su música en Spotify del 3.100 %, esto en menos de veinticuatro horas.

Quizás sea la nostalgia de saber que ya no volveremos a contar con sus obras (tratándose de artistas o autores), o de sus enseñanzas, tratándose de personas como el Papa, lo que nos lleva a seguir buscando su producción, en una especie de negación de su partida.

En ocasiones pensamos que seremos eternos, confiamos que siempre vamos a estar en esta tierra o que quienes nos rodean nunca nos van a faltar. Sería mejor no confiarnos y comenzar a demostrar nuestro afecto, siguiendo así la recomendación de la parte final del poema: 

Nunca visites panteones

Ni llenes tumbas de flores,

Llena de amor corazones,

En vida hermano, en vida.

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