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Independientemente de la decisión, este es un momento histórico. ¿Usted cómo lo entiende?
“En síntesis porque me parece que el gobierno colombiano ha cometido graves equivocaciones en la conducción de las negociaciones con las Farc. En primer lugar las igualó con el Estado, en segundo lugar ha hecho muchas concesiones a cambio de muy poco y tercero, dentro de las concesiones, se va a producir un daño a la Constitución, particularmente al poder judicial”.
Los defensores del Acuerdo aseguran que por el contrario fue el Estado el que quedó con las armas y con los uniformes ¿Cómo que igualdad Insurgencia – Estado?
“El acuerdo que se firma va a ser incorporado como un Tratado Interpartes, como si se tratase de un tratado internacional, cosa que sucede entre estados o con una fuerza beligerante, pero en este caso no se presenta ninguna de las dos. A las Farc no se le puede otorgar ese estatus ni ética ni técnicamente. Las Farc, después de 50 años, no pudo ejercer el control sobre territorios poblados del país, no pudo desarrollar de forma permanente y sistemática su accionar militar, que solo ocasionalmente fue sólo guerra de posiciones”.
¿No ejerció control sobre territorios poblados? Llegó a tomarse una capital de departamento
“Excepcionalmente las Farc realizaron acciones de gran envergadura, de acuerdo con un plan estratégico para la toma del poder, pero eso fue transitorio, porque su capacidad estratégica fue derrotada”.
Precisamente los negociadores reconocen que fue eso lo que llevó a las Farc a negociar.
“Uno de los objetivos de esa política no era el exterminio de la guerrilla en el sentido militar extremo, sino derrotarla estratégicamente, anular la capacidad para tomarse el poder. Eso tuvo que llevar a una negociación con la guerrilla. Pero la objeción que se hace son los términos de esa negociación, pues no se hicieron acorde con la situación creada”.
“Condiciones que signifiquen reparaciones con compromisos expeditos y concretos de las Farc. Colombia hace parte integral de la Corte Penal Internacional desde noviembre de 2009, lo que implica castigo con cárcel a responsables de crímenes de guerra y lesa humanidad. Además que la negociación no signifique la alternación y la suplantación de la Constitución colombiana, en este caso de la justicia nacional con un organismo inventado en la mesa de La Habana, por parte de abogados que actuaron como constituyentes. En cuanto al problema de la representación y elegibilidad política de la guerrilla, digamos que la observación tiene que ver con la condición de esos nombramiento no pueden recaer en responsables de crímenes de lesa humanidad”.
¿Qué resalta o le parece razonable del Acuerdo?
“El acuerdo es farragoso y retórico, nos recuerda algunos principios universales de carácter democrático y liberal. No tiene forma de un acuerdo de paz con compromisos puntuales, sino que se trata de un discurso que dos partes tratan de hacer pensar de manera igual a la población. Sin embargo hay cosas positivas como que la guerrilla se concentre en un proceso tendiente a desarmarse, que la guerrilla entienda que no hay más lugar para la lucha armada; pero el problema es que el plebiscito nos lleva a votar de manera integral con un Sí o un No las 297 páginas. Me gustan algunas cosas, pero otras, como las concesiones que se han hecho de carácter grave que he mencionado, me llevan a tener como opción el No”.
Profesor, una invitación a la reflexión defendiendo su argumentación.
“La Corte Constitucional, en su fallo que le da vía libre al plebiscito, estipula que como no es de ley el plebiscito, el Presidente por función constitucional está obligado a seguir buscando un acuerdo de paz que satisfaga a la población. De ganar el Sí, el Presidente queda habilitado para implementar los acuerdos usando una figura que me parece grave como los poderes especiales para expedir decretos con fuerza de ley y llevar iniciativas con reforma constitucional al Congreso, sin que este pueda hacer reparo alguno, lo que significa que el Congreso se priva de su función de legislar”.