La polémica se desató después de que la joven expusiera su situación de discapacidad ante la empresa organizadora y en la que pedía fuera informada sobre la ubicación que tendría el día del concierto y tras haber adquirido la boleta de occidental.
“Porque he tenido problemas en otros eventos, averigüé la accesibilidad y sé que el estadio no es accesible. Me dijeron que tenia que adquirir la boleta Platino. Allá no priman mis condiciones, sino mi capacidad adquisitiva. Platino vale un millón de pesos y no puedo comprarla”, dijo la afectada.
Este caso, de acuerdo con Valeria, es uno más entre los muchos que le ha tocado vivir, sin embargo, le parece una exageración, y a su vez, una falta de responsabilidad social, el tipo de respuestas que le ha dado Tyrona Eventos en este caso y en el que solo se han limitado a responderle que debe comprar la boleta en el sitio que ellos tienen dispuesto.
“Tendrías que adquirir la boleta en zona Platino, ya que el evento es en un estadio y la única forma de poder garantizar la seguridad de los asistentes en calidad de discapacidad es en la zona Platino que se encuentra cerca a la tribuna”, le contestó Tyrona Eventos a Valeria.
Así mismo, alguien cercano a la empresa de logística le pidió, a través de un mensaje de voz, que no hiciera mucho escándalo con el tema para evitar dañar la imagen del evento y de la empresa.
Vivir en El Poblado consultó a la organización y no obtuvo respuesta. Queda el espacio abierto para su declaración.
Otra opinión
La situación de Valeria es una de las muchas que ocurren continuamente con eventos masivos. Lo propio ha pasado con Berny Bluman, otro ciudadano en situación de discapacidad, que se queja de la limitación en espacios de inclusión en la ciudad.
Bluman, que ha liderado la lucha por espacios propicios para estas personas señaló que no puede ser un tema radical en el que se obligue a comprar una boleta y en el que el asistente sea el que se tiene que acomodar a las situaciones, sino más bien, la organización velar por la comodidad de las personas.
“Si la infraestructura no permite que todos los espacios de la boletería sean adecuados para personas con discapacidad lo que tiene que hacer la empresa es darles la posibildad a esas personas de que paguen la boleta, por ejemplo en este caso, de entrada general y accedan al espacio VIP, que en este caso es el espacio que tienen designado. No pueden obligar a una persona con discapacidad que por su condición deba diferenciarse porque eso es discriminación”, enfatizó.