Recorrer la historia en las calles de El Poblado

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En el mapa de calles y carreras, algunos edificios y lugares que hoy ocupan bancos, academias, parques y bares son esenciales para la memoria

Por Laura Montoya Carvajal
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Ricardo Madrid Builes
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Para contar la historia de El Poblado hay que hablar de comercio, de entretenimiento, de tradición, de violencia y reconciliaciones. Sus primeros pobladores fundaron lugares que hoy son recordados por los vecinos que llevan más de 50 años habitando estas calles, así como los nuevos residentes que hoy comparten espacios y usos de suelo con nuevos negocios. Esta es una mirada, una sola, a algunos lugares icónicos.


Niágara Cinco Puertas


Es 1947 y los albañiles acaban de sentarse en la mesa pidiendo un aguardiente doble para cerrar la jornada de trabajo. Dos hombres le gritan al señor Salinas que el Niágara Cinco Puertas es el lugar más sabroso para tomarse unos tragos y celebrar la vida. Pero llegó la muerte y acabó con el señor Salinas y el Niágara pasó de caspete a tienda de barrio y ya en 1985 pasó a ser de Julián Estrada y de Lucho Mesa. Los albañiles siguieron gritando por su aguardiente doble. “Llegaron el narcotráfico y la prostitución y acabaron con los albañiles y convirtieron a las muchachas en niñas, pero no pudieron acabar con el Niágara”, dice Lucho Mesa, su dueño, mirando atrás, a un pasado que nunca volverá.


Bar El Social


Dice Ludwing Chima, actual subgerente del bar El Social, que esta esquina del barrio Provenza cerca a la quebrada La Presidenta fue primero un acopio de leche, luego una legumbrería y en 1969 fue adquirida por Saúl Cano, que la transformó en tienda mixta que aún es recordada por los vecinos. Según Chima, la tienda fue comprada hace 8 años por la sociedad Flac (Fondo Los Amigos del Colegio) un grupo de amigos que decidieron convertir la tienda en bar, sin que perdiera su toque tradicional. Aún cerca al mostrador se pueden encontrar libras de arroz, panela, café y baterías Energizer en repisas blancas. Actualmente tiene dos pisos y es un sitio concurrido en la noche, y el subgerente dice que pronto tendrá más ampliaciones.


Parque de la bailarina Isabel Cristina Restrepo Cárdenas

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Hay un parque en la ciudad que surgió para recordar lo memorable y para olvidar lo inolvidable. Para que la bailarina siga dando vueltas en puntas de pie, como lo hizo desde niña, mientras su familia sigue de pie aplaudiéndola. En 2008 el parque Astorga cambió de nombre por el de la Bailarina Isabel Cristina Restrepo Cárdenas, quien fue asesinada allí por un hombre que, según las autoridades, intentó violarla. El propósito de esta decisión fue crear un lugar de reconciliación y cultura en un espacio que se vio afectado por la violencia que azota a la ciudad. En el parque donde ella disfrutó con sus amigos y compañeros toda su vida, hoy se observa una placa conmemorativa con su nombre, que fue instaurada el 16 de julio de 2009, con el objetivo de nunca olvidar el dolor de la violencia.


Teatro Cinemateca El Subterráneo

Este espacio fue fundado en 1975 por Francisco Espinal “Pacholo” y Jorge Farberoff, en el edificio donde hoy tiene sede el Ballet Folklórico de Antioquia sobre la calle 9. Según el cineasta antioqueño Víctor Gaviria, este sitio cambió la cultura del cine en Medellín, porque allí había programación diaria de cine de autor y se hizo un festival local en formato Super 8, uno de los primeros de la ciudad, que Gaviria ganó en 1979. Posteriormente, reseña Oswaldo Osorio, crítico e investigador de cine, El Subterráneo fue trasladado en 1981 a los bajos del teatro Suramericana, luego al Teatro Porfirio Barba Jacob, en Bomboná, también subterráneo, y tuvo su última sede cerca al parque Envigado, donde dejó de existir a mediados de los noventa.


Calle 9

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En sus 47 años de haber nacido y pasado la mayor parte de su vida en El Poblado, Pablo Jaramillo, dueño de la tienda de antigüedades Flashback de la calle 9, dice haber visto cómo poco a poco su calle pasó de ser de casas de familias de clase media y baja a la zona más cotizada de la ciudad. Enumera los Soto, Uruburu, Torres, Aguirre, Loaiza, Mora y Saldarriaga como sus vecinos de siempre, con los que hacían las marranadas en diciembre sin necesidad de cerrar la vía (porque no había mucho tráfico) o jugaban en el árbol gigante que quedaba al final de la calle, que fue conocida también como la Calle del frito por los distintos establecimientos que hubo allí en los 70. “Unos pocos hemos hecho resistencia”, dice él, refiriéndose a los costos que se incrementan para vivir en lo que antes era un tranquilo barrio residencial, y hoy varios restaurantes, bares, hostales, tres tiendas de antigüedades y una de decoración, entre otros, en ese espacio entre el parque de El Poblado y la carrera 43E.


Otros lugares:

Sin duda, otros espacios de El Poblado han quedado marcados por su aporte a la historia e incluso por la tragedia o la realidad violenta del país. Pueden nombrarse el demolido edificio Space o el edificio Mónaco, que aún genera reacción en sus vecinos e interés en los turistas. Hay muchos más:

• Parque Comercial El Tesoro • Parque Lleras • Cola del Zorro • Río Sur • Fundación la Luz • Montecasino • Restaurante Boxer • Le Bon Café • El Blue • Iglesia de San José • Edificio Ovni • Botica La Perla • Colegio Palermo • Primera sede de Teleantioquia • Estudio cinco • Calle de 93 • Boutique Máscaras • Supermercado La Candelaria • La Jarana
• Zingara • Ran y Oc • Peluquería de los hermanos Plata • Restaurante Piemonte • Betacinco • Codiscos • El taller de las Monas • Restaurante Las tres estaciones • Edificio Dallas
• Restaurante La Aguacatala

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