Armonía. La delicadeza evoca el movimiento perfecto de un cisne surcando las aguas. Cada ejecución produce un placer visual en medio del ruido que hay en el exterior. Elegancia. Sus patines se deslizan sobre la pista y fluyen con la expresión de una danza melodiosa, fina y a la vez recatada. Coordinación. El compás se marca en la mente, su ejecución es milimétrica: la espalda siempre erguida, los brazos abiertos ondulan cortando el viento con suavidad. La mirada siempre al frente, sentidos agudizados, una danza sobre ruedas.
Son las 11:32 de la mañana. El calor sobrecoge el ambiente del escenario gris de la pista de patinaje artístico de la Liga Antioqueña. María Paulina va y viene mientras sus movimientos son dirigidos a lo lejos por el profesor Óscar Rivera, quien da pequeñas instrucciones a la alumna que atiende a su paso con unos ojos expresivos. Toma impulso y se lanza repitiendo una a una la lección como quien se prepara para un examen decisivo. En ningún momento pierde la compostura y el porte se conserva ante cada giro que da en esas ocho ruedas debajo de sus pies. El ritmo se lleva como si estuviera sobre un escenario de ballet. Precisión y agilidad.
Esta es una de las 6 ó 7 horas que se puede pasar entrenando en el día la joven de 21 años. La pasión inició 15 años atrás siendo una niña que practicaba ballet clásico y que luego de ver una presentación de patinaje se dejó llevar a la pista como una historia de encanto y magia. Logró combinar las dos cosas y del complemento salió una mujer disciplinada y madura que hoy se proyecta como una de las mejores en la modalidad de danza.
Ya un poco más relajada, sin la concentración que exige ese ritual deportivo de pensar en cada detalle, Paulina se transforma en una persona extrovertida. Ríe con cada anécdota. Esa danza sobre ruedas inició en el colegio San José de Las Vegas en 2001 gracias a su terquedad y a los patines que le regaló su prima Juliana López. Trastabillar y caerse no fueron el impedimento para intentarlo y aprender empíricamente. Su obstinación desde niña no la dejó renunciar pese a los raspones y los morados. Así, su padre Jorge Pérez y su madre Pilar Gómez, no tuvieron otra opción que llevarla de la mano al mismo compás.
Se decantó por el patinaje y pulió sus movimientos. Esto le sirvió para que en 2007 llegara a integrar la selección Antioquia de esta disciplina y desde ahí hasta hoy ha participado en innumerables campeonatos nacionales interligas. Es integrante de lujo en el escalafón nacional ocupando el tercer puesto en su estilo. A nivel panamericano obtuvo el tercer lugar este año en una competencia en Brasil, su mejor posición hasta el momento.
Tanta disciplina y entrega ha tenido recompensa. En el colegio estudiaba de 7:00 a.m. a 3:00 p.m. y entrenaba de 3:30 p.m. a 6:00 p.m. Luego el gimnasio otras dos horas, las tareas y a dormir para el siguiente día repetir la rutina. Hoy en día mientras cursa quinto semestre de Derecho en la Universidad Eafit, las cosas no han cambiado mucho. Pese a que faltan escenarios se ha buscado lugares en los que practicar y perfeccionar sus movimientos. Ni los esguinces de tobillos la detienen. “¡Qué terquedad!”, le dicen.
Un equilibrio
Todo es un complemento: técnica, el gesto del rostro, la música y el traje. No hay un detalle que se escape al jurado calificador. Por eso antes de ingresar a la pista, Paulina reproduce al azar una canción en su iPod y se libera de todas las cargas externas. Un abrazo con su entrenador y su manía que más pareciera un agüero, sacudir sus hombros como botando las malas energías. De ahí en adelante se transforma. Hay armonía.
“Para preparar una pieza escojo un ritmo, casi siempre de música clásica. Leo, estudio el género, veo películas, videos, escucho música similar y presentaciones para aprenderlo todo. Incluso tomo clases de baile de ese ritmo, yo quiero que todo salga perfecto y para eso me preparo. Inclusive cuando voy por la calle a veces escucho ritmos similares y me dejo llevar por la música, muevo el cuerpo y luego caigo en la cuenta de dónde estoy y me da pena (risas)”, comenta Paulina.
Ha participado en dos mundiales, uno en 2013 en Taipéi (China) con un séptimo lugar en categoría Junior y otro en Cali 2015, donde se ubicó en el sexto lugar, siendo una de las representantes que ha puesto en el mapa deportivo a nuestro país. Pese a que el profesionalismo la ha llevado por los ritmos clásicos se le antoja escuchar baladas, tropipop, salsa, vallenato y reguetón. Se quita su traje de gala y es una joven más que disfruta con los amigos de una buena fiesta.