Ante este escenario, el Área Metropolitana del Valle de Aburrá hace un llamado a la comunidad para garantizar su protección y respetar su proceso natural de crecimiento.
“En los primeros meses del año entramos en una temporada, donde algunas especies de aves empiezan su período de reproducción en el territorio metropolitano. Es muy común que encontremos polluelos en zonas verdes o en el suelo. Es muy probable que este polluelo no este abandonado, simplemente que los padres estén buscando alimento”, indicó Alejandro Vásquez Campuzano, subdirector ambiental del Área Metropolitana del Valle de Aburrá.
Cada año, muchas personas encuentran polluelos en el suelo y, con la mejor intención, intentan alimentarlos o llevarlos a sus hogares. Sin embargo, estas acciones pueden poner en riesgo su supervivencia. Por ello, la autoridad ambiental comparte cuatro recomendaciones clave para actuar de manera responsable:
No alimentarlos: Aunque parezca un acto de bondad, la alimentación inadecuada puede causarles ahogamiento o desnutrición. Solo sus padres saben qué necesitan para crecer sanos y fuertes.
No criarlos en casa: Retener un pichón en un entorno doméstico disminuye sus posibilidades de adaptarse a la vida silvestre y constituye una infracción a la normativa ambiental sobre fauna silvestre.
No retirarlos del nido: Si un pichón está en el suelo, lo mejor es devolverlo con cuidado a su nido, usando por ejemplo una toalla. Lo ideal es no intervenir mucho con el animal y garantizar que esté protegido de mascotas y vehículos. Luego, se recomienda observar a distancia para verificar que sus padres lo atienden.
Reportar emergencias: Si el ave está herida, sangrando o inmóvil, se debe reportar de inmediato la línea de emergencias de fauna silvestre al 304 630 0090, donde el equipo del CAVR puede brindar asesoría y asistencia especializada.
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Las especies más comunes que han sido reportadas al Centro de Atención, Valoración y Rehabilitación (CAVR) de fauna silvestre son: currucutú, verdulejo, coquito, bichofue, perico real, azulejo, sirirí, colibrí colirojo, cucaracheros, mielera común y mayo, entre otros.
Proteger a los pichones y polluelos es un compromiso de todos. Respetar su proceso natural de crecimiento garantiza que sigan desempeñando su papel en el equilibrio ecológico del Valle de Aburrá. Con pequeñas acciones responsables, la comunidad puede ser parte del cuidado y la conservación de la biodiversidad.