En América Latina y el Caribe, más de 66 millones de personas viven con alguna discapacidad, según la Organización Panamericana de la Salud (OPS). En Colombia, más de 350.000 personas han registrado su certificación de discapacidad entre 2020 y 2024, evidenciando la necesidad de cerrar brechas sociales en términos de accesibilidad e inclusión. En respuesta, Droguerías Colsubsidio propone cambiar nuestra mirada y lenguaje hacia esta población.
La Clasificación Internacional del Funcionamiento, de la Discapacidad y la Salud (CIF), desarrollada por la OMS, identifica seis tipos de discapacidad: sensorial visual, auditiva, motriz, intelectual, psicosocial y múltiple. Estas categorizaciones evidencian la diversidad de condiciones que enfrentan millones de personas en el mundo. Sin embargo, uno de los principales desafíos para la inclusión sigue siendo el lenguaje, el cual, de manera inadvertida, perpetúa estereotipos y barreras culturales.
Diez términos que debemos cambiar
Estas son las 10 palabras más erróneas al hablar de discapacidad y sus alternativas correctas:
- No diga: discapacitado o minusválido. Se dice: persona con discapacidad.
- No diga: enana. Se dice: persona de baja estatura.
- No diga: sordomudo. Se dice: persona con discapacidad auditiva o persona sorda.
- No diga: cieguito o invidente. Se dice: persona con discapacidad visual o persona ciega.
- No diga: epiléptica. Se dice: persona con epilepsia.
- No diga: tullida o paralítica. Se dice: persona con discapacidad física.
- No diga: lenta, especial o con problemas. Se dice: persona con discapacidad intelectual o cognitiva.
- No diga: demente o loca. Se dice: persona con deterioro de salud mental.
- No diga: mudo. Se dice: persona que utiliza un dispositivo para hablar.
- No diga: postrada en silla de ruedas. Se dice: persona que usa silla de ruedas.
“Hablar con propiedad y respeto no solo cambia la percepción social, sino que también contribuye a empoderar a las personas con discapacidad”, destacó María Isabel Buitrago, de Droguerías Colsubsidio. Este cambio de lenguaje busca resaltar habilidades y garantizar la accesibilidad, dejando atrás términos que perpetúan limitaciones y prejuicios.