El último aguacero que impactó la zona, el pasado 7 de noviembre, aún es tema de conversación entre los conductores de taxi, domiciliarios y vendedores informales que confluyen en esta parte de la ciudad.
Cuenta Darío de Jesús Celis que ya perdió la cuenta de las veces que le ha tocado correr con su carro de comidas por cuenta de la creciente de la quebrada La Presidenta.
“Yo llevo en este lugar, frente al Éxito, más de 24 años. Vendo tinto, gaseosas, cigarrillos y comestibles. Mis clientes son los conductores de la Flota Bernal y los ‘rappitenderos’. Cuando sentimos la borrasca tenemos que huir. Esto se vuelve, primero un río; y después, una laguna. La última vez la corriente se llevó cuatro motos. Yo vi que sacaron dos, las otras no las han podido encontrar”, describe.
Desde su óptica ciudadana, y sin tener conocimientos en ingeniería de la construcción, se atreve a plantear posibles soluciones a esta situación que ya se volvió frecuente en este sector de la comuna 14: “Son dos quebradas que se juntan en la 10, La Presidenta y La Poblada. El ‘boscolver’ es muy estrecho para tanta agua. La desembocadura al río Medellín no debería ser de frente, sino ‘susquinada’, en ángulo de 45°, para que la corriente no se devuelva”.
A pocos metros de él, ya en la plazoleta del metro de la estación Poblado, Luis Javier Botero, vendedor formalizado de jugos y frutas, también sugiere otra probable medida: “La corriente baja con muchos escombros, madera y muebles que chocan contra el paso peatonal situado frente a la portería del ‘Poli’. Si ese cruce lo hacen en arco y socavan el cauce, la quebrada llega sin problema al río”.
Este sector es donde más emergencias se registran por cuenta de las lluvias en la comuna 14. En la zona las inundaciones abarcan la avenida Regional, el acceso al metro, la glorieta de la avenida Las Vegas con la 10, los alrededores del centro comercial Monterrey, los parqueaderos del Éxito y todo el eje vial paralelo a la quebrada La Presidenta, en el barrio Patio Bonito.
Los expertos explican que el sistema de canalización de este afluente se diseñó hace cerca de 35 años. “Con el paso del tiempo las construcciones de vías y edificaciones impermeabilizaron el terreno, lo que hace que en temporada de lluvias las aguas de escorrentía lleguen más rápido a los drenajes y quebradas. Eso incrementa los caudales”, recuerda Jaime Enrique Gómez Zapata, subdirector de Manejo de Desastres de Medellín.
Este concepto está directamente asociado con otro que los técnicos denominan como deficiencia de la capacidad hidráulica: “El aumento del nivel del río Medellín y fuerza de su caudal repelen la desembocadura de esas quebradas, lo que causa inundaciones. Los drenajes y todo el sistema de desagüe se colmatan. El agua no tiene por donde llegar al río y se generan las emergencias”, detalla.