El pensamiento lógico, que es el origen y soporte del método científico, le ha permitido al ser humano develar grandes misterios relacionados con la forma en que funciona el mundo físico: el método fue desarrollado hace poco más de cuatro siglos por Galileo Galilei y, mediante ese método, en unos pocos siglos, de atribuirle a la voluntad de espíritus desconocidos o a caprichosas fuerzas sobrenaturales todo cuanto ocurre en el universo, hemos pasado a saber que la naturaleza tiene unas leyes de funcionamiento y que, cuando se dan unas determinadas condiciones, cierto fenómeno ocurre.
A pesar de que la ciencia ha sido capaz de descubrirnos incluso lo que naturalmente nuestros sentidos no alcanzan, ella no nos ofrece respuestas a las preguntas fundamentales de la existencia, aquellas que nos surgen desde la niñez: ¿Quién hizo el universo, cuál es el sentido de la vida, puede haber vida después de la muerte? Cuando pretendemos aplicar el pensamiento racional a esas grandes cuestiones, nos chocamos contra un muro. Sin embargo, las religiones y otras formas similares de pensamiento, nos permiten saltar los límites del pensamiento racional – saltar el muro -, y encontrar las respuestas que buscamos.
En el mundo hay decenas de miles de religiones – sólo en Colombia están registradas legalmente alrededor de 5.000 iglesias o confesiones (1) -, cada una con su particular visión del universo y de la vida. A pesar de que esas religiones son mutuamente excluyentes – no es posible tener dos religiones al mismo tiempo -, todas tienen algo en común: como la razón le cede el puesto a la fe, sus afirmaciones o doctrinas no requieren ser demostradas ante los fieles, ya que éstos han renunciado a la posibilidad de cuestionarlas. Y como no hay lugar a la reflexión crítica, las religiones pueden llegar a adueñarse de la mente y la voluntad de sus adeptos…, y este es otro de los elementos que tienen en común.
Cualquier persona puede montar un cuerpo doctrinario – por ejemplo Joseph Smith fundador de los Mormones, James Jones creador de la iglesia Templo del Pueblo o Lafayette Ronald Hubbard padre de la Cienciología – y predicar que todo le ha sido revelado por algún profeta, por ángeles o demonios, por el espíritu de los antepasados muertos, por la voz del espíritu del universo o por seres intergalácticos. En todos los casos, el origen sagrado de la doctrina es incuestionable. Pero esto nos lleva a un nuevo callejón sin salida: las categorías de Verdadero o Falso son absolutas, no solo hacen referencia al ámbito del pensamiento racional; de hecho, cada una de las religiones se reclama como la verdadera… ¿O ninguna lo es?
*Héctor Escobar Restrepo publica desde hoy como columnista web de Vivir en El Poblado. Sus análisis se enfocarán en asuntos sociales o económicos, para poner el foco en lo que está detrás de los hechos, identificar tendencias de largo plazo, mirar lo que ocurre desde una perspectiva distinta; también en la naturaleza del hombre y sus preocupaciones fundamentales, mediante reflexiones sobre aspectos capitales de la vida, para inducir al lector a plantearse interrogantes e intentar respuestas propias.
Un espacio para fijar la atención en temas más allá de lo cotidiano.